PUBLICIDAD
Por ejemplo, seguir contribuyendo con ayudas o tiempo al banco de alimentos de la Arquidiócesis de Ibagué, a los ancianatos, a las ONG, los centros de acogida y fundaciones que apoyan a los migrantes, a quienes reparten comida, dan su energía y compañía a los sin techo o habitantes de calle, a los colaboradores en hogares de paso; también, a quienes están donando ropa en buenas condiciones y limpia a dichos lugares y en sitios donde se vende de segunda, que es un apoyo para quienes no tiene como adquirirla nueva.
La de muchas familias que sin tener hijos propios o pequeños, están comprando regalos, ajuares y vestimentas para donar en comunas o corregimientos a quienes sí los tienen pero no cuentan actualmente con los ingresos para abrigarlos en sus primeros días o meses de nacidos. De la misma manera, apoyar y destacar a muchas personas que hacen voluntariado.
También, esa misericordia se da al hablar con los abuelos en los hogares, quienes ayudan a vestirlos, alimentarlos, bañarlos; así como la dan quienes organizan ollas comunitarias entre los recovecos de las calles de barrios periféricos y veredas, para quienes lo están pasando mal económicamente o no tienen empleo ni ingresos que les permitan llevar un plato de comida a la mesa de su hogar. Todos los aplausos, el apoyo y reconocimiento. Mil bendiciones por la misericordia real.
Igualmente, se puede traducir esa misericordia en comprar en el comercio local, a las firmas de aquí, a los almacenes y espacios comerciales de toda índole que están generando empleo y se siguen dando la pela en prestar un servicio y permitir que otros lleven el mercado a su casa y tengan con qué pagar deudas. Así mismo, es un acto misericordioso comprar a los microempresarios nuestros, emprendedores, famiempresarios, usar los servicios de profesionales independientes que los están ofertando en esta coyuntura pandémica. Apoyar a nuestros medios de comunicación, pautando y publicitando en esta temporada decembrina.
Con lo cual, conjugamos verbos pronominales o reflexivos y no los impersonales y transitivos que tanto usan, les gustan y promueven nuestros políticos, “líderes” o administradores públicos, es decir, en infinitivo y tercera persona del singular. Pero ¿saben qué? lo realmente importante de esa conjugación es que nosotros mayoritariamente la apliquemos en plural, para que las cosas cambien de forma cierta y en beneficio de nuestra querida ciudad y la región; para comenzar desde abajo en construcción de tejido social, a transformar la realidad de Ibagué, que como es de obvio y de público conocimiento, no es nada alentadora hoy, con la percepción de que la dejan caer a pedazos, sigue sin rumbo, con la mayor tasa de desempleo general y juvenil, la pobreza creciendo a raudales, el pequeño comercio quebrado o cerrado a gran escala. Bueno, claro que ya algunos -los de siempre- empiezan a esgrimir la misma fórmula roída de mentir, maquillar y distorsionar afirmando, por ejemplo, que la pobreza monetaria y multidimensional en Ibagué no es tan compleja ¡hágame el bendito favor! el tamaño de la irrealidad y la desfachatez. Por eso, el antídoto que nos corresponde a la mayoría es promover y hacer muchos actos de misericordia para con nuestra región, pero especialmente con nuestra municipalidad, para con los conciudadanos y con nosotros mismos. Por tanto, más que un sentimiento de simpatía, tener misericordia debe ser una práctica en Ibagué, porque no pueden seguir pasando días, semanas y meses en anuncios y el “fueque que fueque”, “dimes y diretes” como hasta hoy. -Misericordia: Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos. (definición de la RAE) -Misericordia: La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: miserere, que significa tener compasión, y cor, que significa corazón. Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del perdón; es decir, del amor. (Catholic.net).
Comentarios