El milagrito de la seguridad de Hurtado

Nicolás Camargo

Tiene parcialmente la razón el Secretario de Gobierno del alcalde Andrés Hurtado cuando dice que los delitos de mayor impacto se redujeron en Ibagué durante el 2020. Sin embargo, la cifra tiene sus sombras, como todo en este gobierno. Parece que la falta de transparencia y la mala costumbre de engañar a la ciudadanía son los principios de esta Administración. La pobre gestión de Hurtado en materia de seguridad y convivencia se ve reflejada tanto en las cifras de Medicina Legal, como en la ejecución presupuestal de dicha dependencia.
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Es cierto que se disminuyeron las muertes violentas en la ciudad. O sea, los delitos de mayor impacto y no de “alto”, como dijo el secretario Carlos Portela. Según cifras de Medicina Legal, en 2019 murieron 228 personas, mientras que en 2020 los fallecidos fueron 190, cifras preliminares. Una diferencia de 38 casos. Valiosa esa reducción porque son vidas. Ahora, si se les pone lupa a las cifras pues en realidad lo que nos están mostrando es una penosa y mediocre gestión de la Secretaría de Gobierno. 

En 2019 el mundo operaba normalmente, es decir sin pandemia. En 2020, la mayoría estuvimos en cuarentena durante unos nueve meses y continúa. Es apenas obvio que con menos gente en la calle sucedan menos homicidios, accidentes y eventos de transporte. Expliquémosle al secretario y al alcalde con plastilina. Los 73 homicidios ocurridos en 2019 tenían factores de ocurrencia normales, es decir violencia callejera, bandas delincuenciales activas, gente en las calles, repito personas saliendo de la casa a tener una vida regular. Entonces, había una probabilidad mucho mayor para que algún hecho violento sucediera. Un contexto más complejo. Mientras tanto en 2020, según cifras de Forensis de Medicina Legal, 61 personas fueron víctimas de homicidio en la ciudad, a pesar de las medidas restrictivas de la movilidad debido a la pandemia. En palabras más sencillas, menos posibilidad de incidencia o exposición a contextos violentos, se esperaría. Sin embargo, no fue así. Esto es en realidad un escenario catastrófico.

Por un momento, piensen en que, si la pandemia no hubiera llegado, las condiciones de violencia que vive la ciudad serían peores. Probablemente, hubieran sido asesinadas más de 73 personas. Y es que no hay que imaginar. La pobre gestión en materia de seguridad y convivencia también se ve reflejada en la precaria ejecución presupuestal de dicha dependencia. 

De acuerdo con la poca información disponible en el sitio de la alcaldía, tan solo se invirtieron el 30% de los recursos que se tenían programados para la vigencia 2020. El presupuesto definitivo de la Secretaría de Gobierno fue $7.970 millones. Sí, casi ocho mil millones de pesos, de los cuales solo se ejecutaron $2.354 millones. Valdría la pena preguntarle al alcalde si los casi $5 mil millones restantes hubieran sido útiles en el fortalecimiento de los programas de convivencia, en vez de estarle dando carros y juguetes nuevos a la Policía. 

Sin palabras. La seguridad de los ibaguereños está en manos de un alcalde al que se le hizo el milagrito de la “reducción” de las cifras, gracias a una pandemia, que ha matado a cientos de ibaguereños por su igualmente mala gestión. Ojalá, se le haga el milagro a los ciudadanos y la justicia saque pronto al alcalde de su despacho.

NICOLÁS CAMARGO

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