¡Asesinar en serie paga! II

Rafael Nieto Loaiza

Si el costo de la participación política de las Farc es enorme, en materia de justicia es peor.

Admitamos que conseguir que los asesinos dejen de matar supone renunciar a la aplicación integral de la justicia. Es la lógica de la llamada justicia transicional. Pero si antes esa renuncia parcial a la justicia podía hacerse casi sin límites, desde el 2002 está condicionada tanto al cumplimiento del tratado internacional que en ese año puso en vigencia la Corte Penal Internacional (CPI), como a que se compense con mucha verdad y mucha reparación para las víctimas.

Pues bien, los pactos entre Santos y las Farc no cumplen ninguno de esos criterios. El Gobierno dice que no habrá impunidad dizque porque habrá juzgamiento y sanción. Lo que calla es que la sanción es simbólica y no se ajusta a lo establecido en el citado tratado.

El Acuerdo dice que “en ningún caso habrá cárcel o prisión ni medida de aseguramiento equivalente”. Las sanciones solo son “trabajos, obras o actividades restaurativas” como participación en “programas de protección del medio ambiente, de desarrollo rural, o construcción y reparación de infraestructura”. La Fiscal de la CPI dijo que eran indispensables “medidas que aseguren que los responsables de los sufrimientos [de las víctimas] sean genuinamente puestos a disposición de la justicia” y resaltó “la importancia fundamental de una auténtica rendición de cuentas – que por definición incluye sanciones efectivas – en la consolidación de una paz sostenible”. Las de Santos y las Farc no son sanciones ni acá ni en Cafarnaún.

Además, al menos por los primeros dos años, a los criminales les pagarán por “participar” en esas actividades.

Mientras que las hacen cada uno de ellos recibirá del Estado 10 millones de pesos y una suma mensual equivalente al 90% del salario mínimo. Y podrán ejercer cargos de elección popular. Esas no son “sanciones efectivas”. Son pura paja. Ya las quisiera cualquier preso en Colombia. O cualquier desempleado. Agréguese que si no cuentan toda la verdad no perderán sus beneficios y que en ningún lado se les obliga a reparar materialmente a las víctimas. Peor sería difícil.

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