La Constitucional ha declarado como contrarias a la Carta Política dos normas del “acto legislativo para la paz”. La Corte, que tiene la fea costumbre de anunciar decisiones sin haber redactado la sentencia, esta vez no ha producido ni siquiera un comunicado con que se nos permita conocer la argumentación que la guió. Pero como según su jurisprudencia, además de por razones de forma, la Corte no puede declarar como contraria a la Constitución una reforma que se le haga a su texto sino por “sustitución” de la misma, hemos de suponer que acá sí hubo tal “sustitución”.
Las normas inconstitucionales son: a) la que establecía la necesidad de un aval previo del Gobierno para que los congresistas pudieran proponer modificaciones a los proyectos que le presentaran para desarrollar el acuerdo remendado con las Farc, y b) el requisito de que todos esos proyectos tenían que ser aprobados en bloque y no artículo por artículo, como es lo usual.
Esas esperpénticas normas estaban hechas a la medida de las Farc, como un seguro para que no se cambiara sin su visto bueno nada de lo que acordaron con el Gobierno y prueban que el Congreso, que se emasculó a sí mismo, era un mero firmón de lo que guerrilla y Santos le presentaran. Y que ese acto legislativo fue una usurpación descarada de las funciones parlamentarias.
Aunque es un avance, no es para echar campanas al viento. Como parece que la Corte dijo que su decisión no tenía efectos retroactivos, los engendros ya aprobados están a salvo. La recuperación de las facultades que los congresistas se habían cercenado a sí mismos, solo operará para adelante. Y como este Congreso enmermelado le vota todo a Santos, aunque atente de frente contra la democracia o las instituciones republicanas, es probable que sigan aprobándole todo al contubernio gobierno guerrillero.
Pero si Cambio Radical y el partido Conservador empiezan a tomar distancia, como puede ocurrir en el segundo semestre si no quieren suicidarse en las elecciones del 18, a Santos le costará mucha más mermelada y puede incluso que haya alguna sorpresa.
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