Policía, democracia y sociedad

Óscar Barreto Quiroga


La seguridad como valor de la democracia, la autoridad ejercida con estricta legalidad y el respeto por las instituciones, son preceptos que siempre he promovido y defendido. Como humanista y demócrata, respeto la diferencia, base fundamental de un proceso de construcción social, que nos debe llevar a acuerdos específicos sobre la resolución de los graves problemas que afronta nuestra Nación. La Policía Nacional, siempre ha sido un gran aliado en el proceso evolutivo de la Nación, claro que hemos tenido momentos en los cuales esta gran institución ha tenido que reconocerse, aceptar sus equivocaciones y transformarse, así fue cuando tuvo que pasar del Ministerio del Interior al Ministerio de Defensa, tras la violencia política de los 50, con el argumento que había de quitarse de la manipulación política la fuerza pública, para no ser instrumentalizada.
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Nuestro país es distinto, después de la constitución del 91 y sus múltiples reformas, hemos avanzado en el reconocimiento de muchos derechos, de innumerables artículos y parágrafos, que buscan el equilibrio social y la equidad, sin embargo, parte de las letras parecen muertas en el abandono y la indiferencia, de quienes deben transformarlas en hechos y realidades concretas. Una realidad que debemos cambiar, es que estamos enfrentados a la inconformidad, falta de oportunidades, rechazo, hambre, miseria y pobreza de muchos colombianos, que se convierten con razón, en el caldo de cultivo de unos que buscan aprovechar esta circunstancia, para beneficio electoral, estos oportunistas cambian su rol de opinadores y constructores de democracia a incitadores de odio y violencia. 

No generalizo, pues todos los días comparto con miembros de la policía, ellos en medio de la violencia salvaron mi vida y la de muchos tolimenses, puedo dar fe de su inmensa calidad humana, como gobernador todo el tiempo tuve que relacionarme y articular acciones con muchos de ellos, reconozco su valor y entrega por el país. Seguimos siendo víctimas de la polarización deseosa de réditos electorales, que alienta los ánimos para enfrentarnos como enemigos, cuando juntos debiéramos estar conciliando posiciones, entendernos en principios y fundar una nueva sociedad de respeto por la diferencia y de equidad para el equilibrio social.

 ¿Qué la Policía debe transformarse? ¡Claro que debe transformarse! Para ello debe reconocer sus debilidades y equivocaciones, el Estado Colombiano debe propender pronto, en hacer la gran reforma de la política criminal, que ponga en orden los roles de cada uno de los miembros de la fuerza pública, policía judicial y orden público, basada en el sagrado respeto por la legalidad, los derechos humanos y en una gran estrategia que permita una sana convivencia, con autoridad y en paz.

OSCAR BARRETO QUIROGA

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