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Cuando se habla de Carlos Alvarado, necesariamente hay que hablar de inmensos valores como ser humano; familia, humildad, trabajo, prudencia, solidaridad. Carlos nos demostró que no hay prueba difícil que no se pueda superar, que quien de verdad se dice tolimense lo demuestra, así lo hizo siempre, desde que llegó al Tolima a arrendar un pedacito de tierra en Planadas, para sembrar habichuela donde se hizo el primer “plantecito” como decía, se enamoró de nuestra tierra reafirmando el dicho popular, que uno no es de donde nace solamente, sino también de donde se hace y es que él no solo se hizo en el Tolima, sino que también hizo mucho por el Tolima.
Carlos Alvarado nos enseñó a querer esta tierra, su gran sensibilidad social nos hizo beneficiarios a muchos de su buen corazón, acudía a cada llamado, a cada ayuda que le pedían, su familia siempre fue su fuerte roca que lo sostenía. Hortensia, siempre lo acompañaba, no en vano sus siete hijos hoy hacen parte de la Gran Cadena Mercacentro, en los cargos directivos, administrativos y operativos, su trabajo incansable lo ponía al frente de su empresa diariamente, donde hablaba y compartía con cada funcionario. Muchas veces nos cruzamos en el supermercado, yo de cliente comprador, él como cualquier supervisor, asegurándose de que todo marchara bien, era portador de una enorme prudencia y de un gran sentido del humor.
Carlos Alvarado, nos deja el gran legado de amar el Tolima, de hablar bien del Tolima, de luchar por el Tolima, porque el Tolima es de todos, porque somos de aquí. Gracias Carlos Alvarado Parra, descansa en la paz del Señor, donde estoy seguro te recibirá regocijado.
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