¿Y si competimos?

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Creemos firmemente en la posibilidad de lograr afianzar un desarrollo económico y social del territorio a través de la libre competencia económica, primero, porque esto es una cuestión de índole microeconómica que responde a un pilar propio de la Constitución de 1991 y, segundo porque explica la relación de poder entre el Estado y el mercado –economía social de mercado- de la cual existe una correcta relación y necesidad de articulación entre ambas.

Esto supone dos elementos esenciales: i) función social de la empresa, interés social y contar con un mercado competitivo y ii) protección de la competencia y necesidad de regular disconformidades del mercado, entonces:

¿Y si competimos?

¿Y si la solución al problema de desempleo es una dosis adicional de mayor competencia en los diferentes sectores económicos en los que nos desenvolvemos a diario? Pensémoslo de la siguiente manera:

Cuando en un municipio o territorio la principal fuente de empleo es el Estado, esto impacta de manera negativa el crecimiento económico, y por el contrario éste tiene que ver con una vida mejor para las personas, más opciones, menos miedo, menos trabajo penoso y menos privaciones – hablamos de libertad-.

Dicho de otra manera, el desarrollo económico y social de nuestro municipio no debe y no puede depender de un Estado “empleador”, requiere necesariamente el concurso de actividades económicas libres, garantes, leales y competitivas.

Una economía así enfocada nos permite maximizar el bienestar social, pero principalmente nos permite el concurso de ciudadanos con mayores oportunidades laborales –diversificando claro está no buscando empleos sino creándolos- pero también economías locales con más opciones de decisión, con más competencia que nos vuelva eficientes en la provisión de bienes y servicios al resto del País y, porque no, hacia el exterior.

Por ejemplo, mucho hablamos a diario de las tarifas elevadas de los tiquetes aéreos para llegar salir de Ibagué, problema que puede resolverse con la ampliación de la pista del aeropuerto que permita el ingreso de aeronaves de mayor capacidad, aeronaves que sí operan otras aerolíneas y facilitaría la llegada de más vuelos con un impacto significativo en la tarifa. Pero más que una tarifa “justa” es la oportunidad de conectar el municipio pudiendo atraer inversión y pudiendo mostrar lo que creamos, lo que generamos y lo que vendemos, como valor agregado.

Entonces compitamos, innovemos y volvámonos generadores de oportunidades, maximicemos nuestro bienestar como consumidores y también nuestro bienestar como productores. Pasar del ser –como la consecuencia de nuestra realidad-, al deber ser –como lo deseable-.

El desarrollo tiene que ver con la decisión de ser libres.

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