Marketing y religión

Aunque pueda parecer extraño, incluso sacrílego, los postulados del marketing han tocado las estructuras más sensibles de la religiosidad humana. Por doquier se notan movimientos y cultos religiosos ofreciendo redención y sacrificio en la vida terrenal en beneficio de la vida eterna.

En cualquier edificación se ven pastores, sacerdotes y representantes de Dios en la tierra predicando la palabra en su propia interpretación de los mensajes divinos. Cada congregación con su propio "producto" en busca de su respectivo "mercado" también sometido a múltiples y atractivas "ofertas" que garanticen la posteridad de su propio camino.

De todo puede verse en la "viña del Señor", como dirían nuestros abuelos. Desde los fundamentalismos más fanáticos hasta especializadas organizaciones sin ánimo de lucro consagradas a promover las más profundas creencias religiosas de cada forma de sentir y vivir la creencia celestial.

El cambio de algunos rituales y prácticas católicas en búsqueda de conservar a sus clientes, quienes ya fueron conquistados como compradores y muy seguramente comprendidos como consumidores desde tiempos remotos, es bastante notorio. Desde la forma de vestir para entrar al templo de Dios hasta los diseños de las edificaciones donde el aire acondicionado en ciertos estratos es una condición ineludible, así lo atestiguan.

Por otro lado, la incesante y agresiva presencia de juiciosos competidores luchando por los mismos mercados se siente en cada rincón. La proliferación de cultos y credos religiosos son otra fehaciente muestra; cada uno de ellos lanzando productos nuevos al mercado en busca del sueño por todos anhelado: la salvación eterna.

La utilización de los medios de comunicación para masificar mensajes y con ello llegar a potenciales feligreses. La Biblia sometida a múltiples traducciones pretendiendo llegar directamente a los feligreses en un lenguaje más moderno, tratando de acercar a muchos incrédulos quienes en medio de su incertidumbre se rehúsan a aceptar el poder de la palabra divina. La presencia de pastores y sacerdotes en la vida social tratando de establecer guías y normas de conducta que guíen la paz espiritual y reorienten la fe y la esperanza. Páginas de Internet donde también las personas se comunican a través de "chats" de fe, espiritualidad y deseo de superación supremas.

En fin, un marketing ante el cual no debemos asustarnos por nuestra arraigada creencia de la existencia de temas sagrados y por tanto vedados a la gente del común. Debemos aceptar que vivimos frente a un marketing construido, concebido y practicado alrededor de una religiosidad que en Colombia no solamente hemos heredado de nuestro cruce de razas y orígenes distintos, sino a la que le hemos agregado algunos ingredientes de esta vida contemporánea llena de tecnologías y nuevas alternativas de formación humana y social.

Credito
DAGOBERTO PÁRAMO MORALES

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