El árbol talado

Guillermo Pérez Flórez

Algunos hechos son difíciles de entender sin un contexto y sin conexidad con otros hechos. El caso ‘Santrich’, por ejemplo. No tengo elementos para decir que este señor sea inocente, no lo sé, ni es mi propósito defenderle, pero su caso me suscita muchas dudas.

Este episodio socava el principal pilar sobre el cual se estructuró el proceso de paz, las Farc como actor político, no como un grupo criminal dedicado al narcotráfico y otras actividades delictivas, que ha sido el principal argumento de los enemigos del proceso. No es un hecho judicial más, hay que leerlo y junto con algunos otros hechos, entre ellos el de los famosos supermercados de las Farc, que comienza a deshacerse y que podría terminar siendo un falso positivo judicial. Situación muy parecida a la del señor Carlos Alvarado, propietario de la cadena de supermercados Mercacentro, a quien la Fiscalía no pudo probarle ningún vínculo con las Farc.

Estos dos episodios, el de ‘Santrich’ y el de los supermercados intervenidos, apuntan en una misma dirección: demostrar que las Farc incumplen los acuerdos y continúan delinquiendo y que, además, como lo ha afirmado siempre el Fiscal Néstor Humberto Martínez, no han entregado todos los bienes adquiridos durante el conflicto armado. Estos hechos empujan al proceso de paz hacia un profundo abismo de indiferencia ciudadana, que repercute incluso sobre los diálogos con el Eln. Tienen un efecto político perverso. Hacen que a casi nadie importe lo que suceda o deje de suceder con la paz, que se queda casi huérfana. Es una lástima que el presidente Santos haya tirado la toalla en la última media hora del partido y se haya dejado acorralar por los enemigos declarados y no declarados de la paz. Puede decirse que mató el tigre y se asustó con el cuero.

Volviendo a ‘Santrich’, a mí no termina de cuadrarme el caso. No he visto las pruebas contundentes y concluyentes de las que habló Martínez. La información que la DEA y la Fiscalía han filtrado a la prensa, es muy discutible. Me produce mucha suspicacia que cuarenta y ocho horas de sucedido el arresto, el señor Marlon Marín aparezca en una corte en EE.UU. Esto suena a arreglo previo. Ahora, si ‘Santrich’ es solo un narcotraficante por qué se declara en huelga de hambre en lugar de pedir una extradición exprés y llegar a un acuerdo con los gringos, como lo han hecho decenas de narcos, que ya fueron y ya volvieron. Todo parece indicar que está dispuesto a dejarse morir para defender su dignidad. Para terminar de completar este cuadro de horror, un disidente de las Farc, el tal ‘Guacho’, secuestra y asesina a sangre fría a sus anchas en la frontera con Ecuador sin que nadie pueda detenerlo.

Para mí, hay una conjura contra la paz, finamente tejida. Presiento que algunos se están frotando las manos en la penumbra. La paz es hoy un árbol talado a punto de doblarse. Si esto sucede, significará que no hemos podido escapar del pasado y que Colombia no tiene otro destino que seguir Colombia. Estamos perdiendo la paz.

Comentarios