Urnas de cristal

Guillermo Pérez Flórez

Durante años la democracia colombiana ha tenido sombras de ilegitimidad que han hecho que millones de personas no participen del proceso electoral, la convicción de que “quien escruta, elige”, ha acompañado a dos o tres generaciones. Se descree del sistema. Por supuesto, no es ésta la única causa de la abstención, pero sí la más importante.

Tener confianza en el sistema electoral es un presupuesto fundamental de la democracia, la falta de transparencia, confianza y legitimidad genera violencia y fractura social. Aún está fresco en la memoria el manto de ilegitimidad que cubrió las elecciones presidenciales de abril de 1970, entre el general Gustavo Rojas y Misael Pastrana, las cuales según veredicto popular le fueron robadas a Rojas. Ese fraude, o la convicción de que lo hubo, nos costó una guerra de casi veinte años y varios miles de muertos, lisiados y viudas.

Cuarenta y ocho años después, Gustavo Petro, heredero histórico del proceso político militar que se derivó de las citadas elecciones, ha conseguido que el pueblo regrese a las plazas públicas de forma multitudinaria, con alegría y fe en las urnas. Petro revitaliza el sistema. De allí que sus advertencias sobre la posibilidad de que en la Registraduría se esté cocinando un fraude para beneficiar a German Vargas sean muy graves. Ha cuestionado que la solicitud del Procurador de contratar una auditoría externa al software de la Registraduría haya durado un mes “engavetada”, además, cada día crece la evidencia de manejos dolosos en esa entidad, como lo demostró Mira, ante el Consejo de Estado, en el proceso que le devolvió tres curules en el senado.

Si Petro no pasa a segunda vuelta, y en su lugar lo hace Vargas, la frustración de la ola multicolor que lo viene acompañando podría convertirse en material inflamable, con capacidad de generar un tsunami callejero. De otro lado, sería un retroceso en la construcción de confianza en el sistema. En casi todas las encuestas Vargas está de cuarto en intención de voto, detrás de Sergio Fajardo, de manera que una remontada con garrocha a un segundo puesto, como lo predice Cifras & Conceptos, daría lugar a que se tejieran muchas conjeturas y sospechas. El principal desafío del Registrador es garantizar transparencia y confiabilidad electoral. Estas elecciones están siendo las más pacíficas y alegres de los últimos treinta años, sería dramático y funesto que se vieran empañadas por sospechas de fraude. Mucho cuidado.

La Procuraduría, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo tienen que ser diligentes y garantizarle al país unas elecciones legitimas. Son muchas las sombras que asechan aún nuestras instituciones, por eso el compromiso es hacerlas cada día más legítimas y fiables. Es la única manera de asegurar su acatamiento y evitar fenómenos como el que surgió tras las elecciones de abril de 1970. Gane quien gane, lo importante es que se respete el resultado, sin que exista tufo de fraude alguno. Las denuncias de Petro no deben ser desoídas ni juzgadas con ligereza. Sería un error. Se requieren urnas de cristal. Es lo mínimo.

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