Mutis y Humboldt

Guillermo Pérez Flórez

En 2019 se cumplirán 250 años del natalicio de Alexander von Humboldt (Berlín, 14 de septiembre, 1769), un hecho que acaparará la atención de científicos e intelectuales del mundo, de Europa y Alemania, en particular. Humboldt es de esos personajes que no nacen todos los días. En Moscú le llamaban “el Shakespeare de las ciencias” y sus contemporáneos lo consideraban el hombre más famoso del Globo, después de Napoleón.

Su dimensión como científico es apenas comparable con la suya propia como viajero. Para comprenderlo bastaría con reparar en sus viajes. Para empezar, los cinco años que anduvo por las Américas. En 1799 salió de La Coruña, España, se detuvo en Tenerife, y atravesó el Atlántico para llegar a Cumaná, en Venezuela, en donde hizo un inmenso e intenso periplo; de allí a La Habana, y luego a Cartagena, para seguir hasta Bogotá, pues quería conocer a José Celestino Mutis, en esa travesía se detuvo en Honda y Mariquita. En una carta que le escribe a su hermano Guillermo, le dice que el camino de Honda a Santa Fe es “indescriptiblemente malo”. (No hemos progresado mucho). Después fue a Quito y luego a Lima y posteriormente a Guayaquil, desde donde partió para Ciudad de México y de allí volvió de nuevo a La Habana, para seguir hasta Washington y Filadelfia, para finalmente, regresar a Europa y Burdeos, Francia, en 1804.

Sus libros, diarios y cartas (se cree que escribió 50 mil y que recibió el doble de cartas), lo descubren como un adelantado a su tiempo y un visionario. Fue el primero en hablar del cambio climático, provocado por el ser humano. Darwin dijo que jamás nada había estimulado tanto su entusiasmo como leer a Humboldt, quien influyó, decididamente, en muchos de los pensadores, artistas y científicos de su tiempo, entre ellos Jefferson, quien le calificó como una de las mayores joyas de la época. Bolívar, dijo de él que era el “descubridor del Nuevo Mundo”. Casi 300 plantas y más de 100 animales tienen su nombre, que ha servido también para denominar un cabo, un glaciar, cadenas de montañas, corrientes marinas, condados, ciudades, veredas, bahías, ríos, parques y lagos. El planeta todo podría denominarse Humboldt. Pues bien, este hombre al cual tantos han admirado y aplaudido, se inclinaba reverente ante Mutis, que pasó media vida estudiando la flora y la fauna de la Nueva Granada.

El próximo 11 de septiembre se cumplen 210 años de la muerte del gaditano. Oportunidad excepcional para comenzar a redescubrir a esta singular pareja de la humanidad y comenzar a prepararse para los faustos en honor del berlinés. Mutis y Humboldt, contrario a lo que pudiera pensarse, no nos conectan con el pasado, sino con el futuro, ahora que hablamos de cambio climático y que algunos científicos afirman que vivimos en el antropoceno, una era geológica gobernada por el hombre. Mariquita y Honda, son los puertos de partida para conectarnos con el mundo en estas materias, dados sus antecedentes históricos. Estamos a tiempo. Sugiero leer ‘La invención de la naturaleza’, de Andrea Wulf. Formidable.

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