El Campus Passiflora

Guillermo Pérez Flórez

Aprender haciendo, y compartir recursos, experiencias y conocimientos, dentro de un modelo colaborativo entre universidades y empresas, puede ser la síntesis de la filosofía del Campus Passiflora, el cual se presentó el pasado miércoles en San Sebastián de Mariquita, ante el gobernador Óscar Barreto, el alcalde Alejandro Galindo, alcaldes y comunidades del norte del Tolima, y expertos en educación, entre ellos Carmen Inés Cruz, Germán Pachón, Ramón Rivera y Miyer Molina.

La iniciativa parte de reconocer una realidad social preocupante: la región integrada por 16 municipios de Tolima, Cundinamarca y Caldas produce anualmente 5.000 bachilleres, de los cuales más de 3.500 se quedan sin acceso a educación superior, por razones fundamentalmente económicas. Adicionalmente, muchos de quienes se marchan a estudiar, nunca regresan, experimentándose así una pérdida severa de capital humano. A tal punto, que muchos de los municipios están perdiendo población. Una realidad altamente crítica.

El Campus Passiflora busca agrupar universidades y empresas en un mismo espacio físico, es propiedad del municipio de Mariquita, tiene una extensión de 183 mil metros cuadrados y colinda con el cinturón urbano. No se trata de crear una nueva institución universitaria, sino de vincular universidades e instituciones tecnológicas para que puedan ofertar de manera presencial y a distancia sus programas, los cuales deben tener correspondencia con la oferta empresarial y la vocación económica de la región. El enfoque es de educación dual, y se orienta a estimular la innovación y el emprendimiento, base fundamental para encarar los retos de la cuarta revolución industrial que está en curso. El gobernador Barreto le ha dado la bienvenida a este proyecto, de hecho, se comprometió a pagar el estudio de factibilidad, que es la base para garantizar sostenibilidad.

San Sebastián de Mariquita tiene una ubicación estratégica valiosa. Es un cruce nacional de vías, a 170 kilómetros de Bogotá y a 120 de Ibagué y Manizales. Es el centro gravitacional de lo que hemos denominado Triángulo Naranja, dadas las posibilidades de desarrollar la llamada “economía naranja”, atendiendo al patrimonio histórico cultural de los municipios, y el turismo de naturaleza (avistamiento de aves), bienestar e inclusive religioso. La pertinencia del proyecto es alta, y su materialización puede generar desarrollo económico regional, potenciando recursos existentes, que están subutilizados, como el aeropuerto de Mariquita, el cual tiene una de las mejores pistas del país.

El Campus Passiflora puede entrar en funcionamiento muy rápidamente, y constituirse en una solución para muchas familias, que actualmente ven menguadas las posibilidades de realizar un proyecto de vida, por falta de oportunidades de estudio y de trabajo. En las semanas que vienen se llevarán a cabo reuniones de socialización en Ibagué, Bogotá, Mariquita y otros municipios del norte del Tolima, de Caldas y de Cundinamarca. La vinculación del sector privado, nacional e internacional, es absolutamente indispensable. Cabe, de momento, resaltar el apoyo de instituciones regionales, como las cámaras de Comercio de Honda y de La Dorada, que ven en el proyecto una oportunidad de redención económica regional.

La comunidad y la Administración municipal han dado un respaldo casi absoluto, y ello hace muy promisorio el futuro del Campus.

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