Jugando con candela

Guillermo Pérez Flórez

La crisis venezolana es para Colombia un asunto “interméstico”, una cuestión internacional con efectos domésticos. Esta expresión, sin embargo, se queda corta, la realidad va más allá, es más cruda, en términos concretos es un asunto de seguridad nacional, y como tal debería ser tratado. Algo que incumbe a todos los colombianos, no solo al Gobierno.

Las denuncias del canciller Trujillo ante el Grupo de Lima el pasado viernes, sobre un supuesto plan venezolano para desestabilizar a Colombia y atentar contra el presidente Iván Duque, son extraordinariamente graves. Tal información debe ser conocida en detalle por los expresidentes colombianos y por los jefes de las principales fuerzas políticas. Si lo denunciado es cierto, la cosa pinta muy mal. Es necesario “despolitizar” el manejo de esta crisis, sacarla de la confrontación partidista cotidiana y volverla un asunto de Estado. Esto solo se logrará con un amplio acuerdo entre las principales fuerzas políticas del país. Reitero: es una cuestión muy delicada para dejarla en unas solas manos. Los costos de equivocarse podrían ser inasumibles para Colombia, y después de ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga.

El presidente Duque debería convocar ya mismo a la Comisión Asesora de Relaciones exteriores, con los expresidentes de la República. Esto no lo puede seguir manejando en solitario el uribismo, y menos personas de cabeza caliente y deslenguadas, como los embajadores Alejandro Ordóñez y Francisco Santos, señor ministro Carlos H. Trujillo, los incendios no se apagan con pirómanos. Es tiempo de que vaya buscándoles plaza, el Vaticano y Roma (siendo generosos), podrían ser destinos más adecuados para ellos. Estamos ante el mayor reto que hayamos tenido en materia externa, tras la pérdida de Panamá. No nos engañemos. En Colombia subestimamos a Maduro y su grupo, somos felices tratándolos de ignorantes y brutos, pero puede ser que sean más listos y astutos de lo que aparentan.

Colombia debe tener una política exterior propia. Presidente Duque, la administración Trump no es el mejor socio para encarar este reto, usted ya lo ha podido experimentar en carne propia. No es un socio confiable, solo piensa en sus propios intereses, es arrogante y prepotente. Colombia no puede convertirse en un peón de brega, en una simple pieza que mueven manos extranjeras a su antojo. Que nadie crea que a Trump, que odia a los latinoamericanos, a Bolton o Abrams, de verdad les preocupan los descamisados venezolanos. Tampoco a Rusia ni a China ni a Cuba. Aquí están de por medio las mayores reservas petroleras del planeta. Y no hay que ser erudito para saber qué pasa cuando Washington mete sus narices, basta mirar a Oriente medio, a Irak, Libia, Siria o Palestina, adonde han exportado la democracia.

Ya estamos pagando un coste muy alto con esta crisis, y lo que viene puede ser mucho peor, según el documento Conpes 3950 de noviembre pasado, los problemas sanitarios y las tensiones sociales derivadas empleo, educación, servicios públicos serán peores en el futuro. No se puede jugar con candela. Prudencia, prudencia, mucha prudencia.

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