Ecos electorales

Guillermo Pérez Flórez

Las pasadas elecciones dejaron como absoluto ganador al gobernador Óscar Barreto, quien pulverizó las maquinarias rivales que un día representaron los Jaramillo, los García y los Martínez. Les dio sopa, seco y postre, se quedó con la Gobernación, la alcaldía de Ibagué y luego con ese premio gordo llamado Cortolima. La mala noticia para Barreto es que ya se habla del “clan Barreto”, y que, al quedar como gran cacique, muchos le atacarán, como en su momento le ocurrió al cacique rojo. A propósito de las huestes rojas, el partido de López y Echandía, de Palacio Rudas, de Rafael Caicedo, Felipe Salazar y Alfonso Jaramillo, se le murió en las manos a Mauricio Jaramillo. El liberalismo solo obtuvo sesenta mil votos para Asamblea, por detrás del conservatismo y el Centro Democrático.

¡Pero ojo! Hay que mirar las cosas más despacio. Para la Gobernación, los votos en blanco y los no marcados suman 144.750, sin que nadie le hiciera campaña. Esto demuestra una inconformidad inmensa. Para la Asamblea el resultado fue más grave, 194.655 ciudadanos (entre blancos y no marcados) consideraron que no había con quién. Algo similar sucedió en Ibagué para alcalde, el voto blanco y los no marcados sumaron más de 30 mil votos. El gran perdedor en la capital fue el alcalde Guillermo A. Jaramillo, se impuso su más mordaz crítico, Andrés Fabián Hurtado, y su candidato Girón obtuvo un pobre resultado, que apenas representa el 13% del total de los votos. El nuevo alcalde de Ibagué arranca con un problema de legitimidad, fue elegido con apenas el 21% de los votos, y si se compara con el potencial electoral (417.413) su votación representa solo el 11,17%. Es difícil ejercer un liderazgo ciudadano en esos términos. Tendrá que esforzarse mucho si quiere hacer una alcaldía medianamente aceptable. En lo que tiene que ver con Ibagué, resultan sorprendentes dos votaciones; una, la del locutor Rubén Darío Correa, también crítico del alcalde, más de 38 mil votos, y la otra, la de Camilo Delgado, con 25.236 votos, votación decorosa y esperanzadora para él, sin lugar a dudas.

Especial mención amerita Cajamarca, en donde el verde, Julio Roberto Vargas, ganó con el 50,11% de los votos. Vargas ha sido un férreo opositor del proyecto minero La Colosa, su triunfo es una revalidación de la consulta popular realizada en marzo de 2017. Cajamarca es una isla verde en el mar azul. Será interesante ver qué gestión hace en esa bella población.

Para finalizar, hay que reparar en la dupla conformada por el representante Jaime Yepes (de la U) y la senadora Ana Paola Agudelo (Mira), eligieron 15 alcaldías y fueron clave en el triunfo de Orozco, de los 220 mil votos ellos aportaron 70 mil. Mucho tendrá que cuidarlos Barreto, pese a que no les fue bien para la Asamblea. Yepes obtuvo solo un diputado y Mira perdió el que tenía. Aún así, constituyen un fuerza electoral importante.

Los resultados solo muestran la punta del iceberg, el grueso de la inconformidad tolimense permanece oculto, refundido entre el voto en blanco y la abstención, que sumados constituyen las verdaderas mayorías.

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