Reforma Tributaria, más de lo mismo

Guillermo Pérez Flórez

El principio sagrado de los neoliberales en materia fiscal es que a los ricos no hay que cobrarles impuestos porque sería como castigarles por ser exitosos. Si se examinan todas las reformas tributarias realizadas en los últimos años, se encontrará que este dogma se cumple a rajatabla. Eso explica, porqué del aumento de los impuestos indirectos (como el IVA, que empezó con un 10% en la administración Betancur y ya va en el 19%, y otros cariñitos como el famoso 4 por mil para salvar a los bancos) y de la disminución de los impuestos directos.

La reducción de impuestos fue puesta en marcha por los gobiernos de Reagan y Thatcher en los años ochenta, y llegó precedida de una gramática política singular, se habló de ‘alivio fiscal’. Los impuestos vistos casi como enfermedad, para los más ricos por supuesto. Había que ‘aliviar’ a los ‘sectores productivos’ agobiados por la ‘presión fiscal’. Había que quitarles impuestos. Luego de más de tres décadas de esta política, el resultado salta a la vista: aumento vulgar de la desigualdad. En Colombia, el sistema tributario es tan dramáticamente injusto que casi no existe diferencia entre el coeficiente de Gini antes de impuestos y después de impuestos. Es decir, la política fiscal no contribuye a redistribuir el ingreso. ¿Y saben por qué no? Porque los autodenominados ‘sectores productivos’ tienen poder político para garantizarse exenciones tributarias, a las que denominan ‘estímulos a la producción’.

La reforma que acaba de aprobar el Congreso, de espaldas a la opinión pública y en la madrugada (nunca habíamos visto tanta diligencia y responsabilidad), consagró exenciones - que la prensa del establishment llama solo ‘gabelas’ – para la industria farmacéutica. Según el senador David Barguil, esto podría representarles casi 400 mil millones de pesos. En Colombia los precios de los medicamentos son confiscatorios, y lo digo con conocimiento experiencial, he podido comparar los precios de algunos medicamentos con España e Inglaterra, y la cosa es para persignarse. Hay productos que son tres, cuatro y hasta cinco veces más caros en Colombia. Pero aquí las farmacéuticas son tan poderosas como los bancos, que tienen poder inclusive para impedir que la gente hable por teléfono dentro de sus instalaciones.

El Gobierno y los sectores cortesanos quieren convencernos de que esta reforma tiene ‘foco social’, porque devolverá el IVA al 20% más vulnerable de la población, porque tendremos tres días al año sin este impuesto, y porque reducirá los aportes de salud de los jubilados.

Fedesarrollo – entidad que está libre de sospecha de ser ‘mamerta’ o ‘castro-chavista’, como se le llama a todo aquel que critique el sistema o al Gobierno, estima que las exenciones costarán una suma equivalente al 0,5% del PIB con relación al recaudo anterior. Es decir, el recaudo tributario no va a aumentar, sino que podría disminuir, con lo cual queda demostrado que la urgencia era consagrar ‘gabelas’ para los ‘sectores productivos’, en detrimento de los ‘sectores improductivos’. Cumplirles la promesa electoral a quienes financiaron la elección presidencial: bajar los impuestos a los ricos. Más de lo mismo. Otra razón más para marchar.

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