¿Cómo vamos con la adaptación al cambio?

César Picón

Aunque hasta hace pocos años los conceptos de vulnerabilidad, riesgo, mitigación, adaptación y resiliencia, no cobraban mayor importancia en la agenda pública de Colombia y sus regiones, los dramáticos e inesperados efectos sociales y económicos de ola invernal de los años 2010 y 2011, mejor conocida como el “Fenómeno de la Niña”, que dejó más de 2.35 millones de damnificados, daños por más de 11.2 billones de pesos, y un crecimiento negativo de 0.12 puntos porcentuales del PIB en el año 2010, obligaron a que se iniciara en nuestro país un proceso para materializar el discurso de la resiliencia a través de la construcción de capacidad adaptativa, el cual, combinando recursos de capital económico, tecnología, infraestructura, información y conocimiento, empezó a generar ajustes y transformaciones institucionales, y un nuevo esquema en la toma de decisiones, más proactivo y orientado a obtener resultados deseables al momento de responder a los recurrentes eventos extremos asociados al clima.

En ese momento fue que se tomaron importantes decisiones por parte del Estado colombiano para iniciar un proceso serio de adaptación al cambio: se creó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y se puso en marcha un sistema nacional para articular acciones orientadas a reducir, mitigar y atender los desastres; se creó el Fondo de Adaptación para reconstruir y reactivar económica y socialmente las zonas afectadas por el fenómeno; se inicio la construcción del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático como una guía estratégica para una adaptación planificada en el territorio nacional; y se intensificaron los esfuerzos institucionales para adaptar y apoyar a la población, y los sectores productivos más vulnerables a los fenómenos climáticos.

El Tolima, por su parte, marcó el mayor hito en el ámbito regional. El Gobierno departamental creó la primera Secretaria de Ambiente y Gestión del Riesgo del país, la cual ha logrado generar sinergias institucionales para implementar acciones encaminadas a fortalecer la capacidad adaptativa en nuestro departamento: fortalecimiento del sistema de vigilancia de los volcanes con influencia en el Tolima y construcción de planes específicos de respuesta ante incrementos en la actividad volcánica; reforestación intensiva en zonas de alto valor ambiental para proteger la biodiversidad; recuperación de zonas afectadas por la minería ilegal en el sur del departamento; dotación de vehículos, equipos y herramientas para mejorar la capacidad operativa de los organismos de socorro; implementación de estrategias para incentivar la apropiación del conocimiento por parte de la ciudadanía y las instituciones frente a los riesgos y amenazas más prominentes en cada municipio; provisión de ayuda humanitaria, materiales de construcción y asistencia técnica para la atención de emergencias que desborden las capacidades de los municipios, entre otras.

Las lluvias de las últimas semanas y el incremento de la actividad del volcán nevado del Ruiz, nuevamente pusieron sobre la mesa la importancia que reviste para nuestra sociedad desarrollar capacidades para adaptarse al cambio climático y responder a las amenazas naturales a las que estamos expuestos los tolimenses. Por tanto, ante la alta vulnerabilidad que presenta nuestro departamento, es preciso continuar fortaleciendo el destacado proceso de adaptación iniciado en el Tolima, para que nuestros sistemas ecológicos y humanos sean cada vez más capaces de resistir los cambios y continuar su desarrollo.

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