El cambio climático es un problema, pero no mío

César Picón

Mientras que el pasado lunes se iniciaba en París la tan esperada convención sobre cambio climático -COP21-, de la que se espera salga un acuerdo mundial para reducir las emisiones de gases efecto invernadero y de esta manera evitar que la temperatura de nuestro planeta aumente más de dos grados centígrados al finalizar el presente siglo, en Colombia y muchos otros países se celebraba el “Cyberlunes”, un día en el que muchos ciudadanos, alentados por las “magnificas ofertas”, se volcaban a hacer todo tipo de compras por Internet. Tan solo dos días atrás, el cada vez mejor posicionado “Viernes negro”, ya había seducido a innumerables compradores que adquirieron hasta lo que no necesitaban por no dejar pasar los “imperdibles descuentos”.

Quizá para algunos no haya relación entre el cambio climático y las desaforadas compras. Sin embargo, la cruda realidad es que todo lo que consumimos, conjugado con nuestros hábitos diarios, determina en gran medida la huella de carbono que dejamos en el planeta.

A pesar de lo anterior, nuestro comportamiento sigue demostrando lo que ya muchos estudios han advertido: la gente cada vez se preocupa más por las cuestiones ambientales, en especial por el cambio climático, pero la mayoría sigue creyendo que la responsabilidad es exclusiva de los gobiernos y las empresas, y, peor aún, pocos están dispuestos a cambiar su estilo de vida para contribuir en la solución del problema -efectivamente no lo consideran suyo-. Todo hace la diferencia: la cantidad de carne, frutas y verduras que consumimos; la frecuencia con la que adquirimos ropa, electrodomésticos, revistas, y otros productos; el consumo de agua, energía eléctrica y gas en nuestro hogar; el tipo de vehículo en el que nos movilizamos y la distancia que recorremos en él; así como nuestra voluntad para disminuir la cantidad de residuos generados, reciclar y reusar.

Entendiendo esto, vale la pena que cada uno se pregunte cual es el tamaño de esa huella que está dejando en el planeta. Yo me anime a hacerlo en una calculadora de huella ecológica y descubrí que si todas las personas del mundo llevaran mi estilo de vida se necesitaría un planeta y medio para poder satisfacer nuestras necesidades. Como solo tenemos uno, es necesario que cada uno de nosotros asumamos el compromiso de contribuir a no exceder su capacidad. Con poco podemos hacer mucho: bañarnos más rápido para ahorrar agua; movilizarnos a pie, usar bicicleta o transporte público; evitar las compras innecesarias y disminuir al máximo los empaques (bolsas, cajas, etc.); apagar la luz y desconectar los aparatos electrónicos sin usar; preferir el uso de medios digitales en lugar de los impresos; separar los residuos y promover el reciclaje, entre otros.

Lo que está pasando con nuestro planeta merece la acción decidida de todos. Esperemos que la próxima semana tengamos noticias alentadoras desde París, respecto al acuerdo que hayan logrado los líderes del mundo para hacer frente al cambio climático. Mientras eso pasa, debemos empezar a tomar conciencia de que el problema es común y por ende todos estamos llamados a hacer lo necesario para que nuestro mundo sea cada vez más sostenible.

Nota: para el lector que desee calcular su huella ecológica, puede hacerlo en la página www.soyecolombiano.com.

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