“La Grandeza del Tolima, el momento de la paz”

César Picón

Me llenó de emoción ver palmo a palmo el extraordinario libro que fue publicado en vísperas de la navidad por el Gobernador de los tolimenses, Luis Carlos Delgado Peñón. Una obra majestuosa que, mas allá de su calidad editorial, fue capaz de resumir en un puñado de páginas todo aquello que hace verdaderamente grande al Tolima: paisajes de ensueño que hipnotizan por igual a locales y foráneos, nos recuerdan que vivimos en una tierra deslumbrante que permite disfrutar desde los empinados picos que se encuentran en el Parque de los Nevados hasta las calurosas llanuras por las que se escurren nuestros apreciados ríos. Exuberantes expresiones culturales que conservan y enaltecen las tradiciones de los pueblos que nos antecedieron, un Bunde que cuando lo cantamos nos “hace correr por las venas un tropel de mil vaqueros”, los famosos San Juan y San Pedro que año tras año se empeñan en unir alrededor del folclor a todos los tolimenses, la lechona y el tamal que en ninguna parte del mundo hacen igual, y el tan gustoso Tapa Roja que desde siempre ha amenizado con nobleza y generosidad cuanto jolgorio celebramos. Suelos verdes y fértiles, que alimentados por aguas que brotan de todas partes y labrados con esmero y tesón por nuestros campesinos, le han conferido a este departamento el envidiable titulo de ser la verdadera “despensa agrícola de Colombia”. Cuarenta y siete municipios, todos lindos, rebosantes de historia y llenos de gente trabajadora y honesta, tierras de cantores, artesanos, juristas y hasta presidentes, y hogar de especies únicas en el mundo.

El recorrido por el compendio también permite apreciar el significativo aporte que en estos cuatro años hizo el gobierno de Delgado Peñón a la Grandeza del Tolima; esto es, sin duda alguna, también un aporte a la paz de nuestro país. Más allá de las frías cifras de inversión de recursos o de las metas del plan de desarrollo alcanzadas, queda claro que el objetivo sublime era mejorar la vida de muchos tolimenses, en palabras del Gobernador, “el progreso con rostro humano”: la felicidad de un niño de una zona apartada al estrenar un computador conectado a internet; la satisfacción de una ama de casa al abrir por primera vez la llave del gas o el grifo del agua; el agrado del campesino o comerciante que ahora podrá desplazarse por una de las tantas vías pavimentadas; el deleite de un deportista tolimense que por fin podrá entrenar en escenarios deportivos de talla internacional, gracias a la inversión provista por los Juegos Nacionales; el regocijo de todos los tolimenses al saber que nuestro hospital Federico Lleras seguirá en funcionamiento, entre muchos otros logros.

Así bien, la Grandeza del Tolima encuentra su significado más profundo en cada trago de aguardiente, en cada verso cantado, en cada paisaje recorrido, en cada leyenda contada, y en cada rostro sonriente de algún tolimense. Al cierre de su Gobierno, Delgado Peñón afirma haberse sentido orgulloso de servirle al Tolima, seguramente muchos, como yo, también se sientan honrados de haber tenido un Gobernador que dirigiera con decoro los destinos de este hermoso departamento. Por eso, tal vez este sea el mejor momento para decirle: ¡gracias señor Gobernador!

@cesarpicon

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