Si quieren más que les piquen caña

César Picón

Por un momento pareció que los colombianos quedaron más preocupados con el triunfo de Trump en Estados Unidos, que con todos los problemas que nos agobian como nación. Aunque es cierto que cualquier viraje en las políticas económicas y migratorias del país del norte tendrán repercusiones directas para Colombia y toda Latinoamérica, nunca llegarán a ser tan poderosas como los arreglos que podamos hacer a nivel doméstico, sobre todo, en el tema más importante: el acuerdo de paz.

Después de senda revisión y ajuste de lo acordado inicialmente, el Gobierno y las Farc anunciaron un nuevo compilado que espera lograr que Colombia, ahora sí, se ponga de acuerdo. Los cambios son sustanciales y atienden gran parte de los puntos planteados por los promotores del No:

I) quedó claro que el enfoque de género no se refiere a otra cosa que al reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

II) el derecho a la propiedad privada no se verá afectado bajo ninguna circunstancia en el capítulo de la Reforma Agraria.

III) ahora se sabrá de manera clara los límites de las zonas donde permanecerán los guerrilleros sometidos a restricción efectiva de la libertad.

IV) las decisiones de la Jurisdicción Especial para la Paz ya no serán inescrutables, ahora la justicia ordinaria podrá intervenir en determinados casos, además, se eliminó la posibilidad de que magistrados extranjeros pudieran formar parte del mecanismo de justicia transicional.

V) el Partido Político que surja de las Farc contará con la misma financiación que los demás Partidos y se reiteró que a las 16 curules transitorias no podrán aspirar los candidatos del Partido de las Farc.

VI) el grupo Guerrillero deberá presentar el inventario de sus activos y destinarlos a la reparación de las víctimas, este fue uno de los puntos en los que más insistió la oposición.

VII) la lucha contra el narcotráfico será rigurosa, el acuerdo aclaró que el Gobierno procederá a erradicar manualmente e incluso por aspersión, en caso que sea imposible concertar con las comunidades la erradicación voluntaria de los cultivos de uso ilícito. Además, se ampliaron los plazos para los objetivos propuestos en la Reforma Rural Integral y así garantizar el cumplimiento del principio de sostenibilidad fiscal, y se estableció que ya no todo el acuerdo entrará a formar parte del bloque de constitucionalidad, tan solo lo hará (de manera transitoria) lo relacionado con el Derecho Internacional Humanitario.

Aunque este nuevo acuerdo cede en muchos aspectos que reclamaban los que se opusieron en el Plebiscito y aclara otras tantas de sus preocupaciones, ellos -los promotores del No- ya se anticiparon a mostrarse inconformes. Ahora insisten en que se requieren más cambios y que antes de ser publicado, el nuevo acuerdo debió ser sometido a su revisión. 

Ciertamente siguen poniendo palos en las ruedas a la paz, el acuerdo podrá ser modificado mil veces y ellos seguirán inconformes porque su interés está puesto en las próximas elecciones y necesitan mantener ese caballo de batalla para que sus candidatos cabalguen. Es hora de proceder con la implementación. El pueblo colombiano así debe exigirlo.

@cesarpicon

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