Un embeleco de oportunistas

César Picón

El año político empezó con una clara incitación a la revocatoria del Alcalde de Ibagué por parte de un excandidato a la alcaldía, algo que se suma a algunas voces que desde el año pasado la han venido proponiendo.

La verdad es que la propuesta de revocar el mandato es un embeleco poco serio de quienes movidos por intereses particulares pretenden imponer en la opinión publica una visión sesgada y oportunista. ¿intereses particulares?, claro que sí: unos están buscando la vacancia anticipada de la primera magistratura municipal para de nuevo intentar llegar al poder o al menos mantenerse vigentes para las próximas elecciones, no con propuestas sino cabalgando sobre el lomo de los demás. Otros están haciendo mandados a gobernantes y empresarios que están incómodos por las decisiones del burgomaestre, combatir la corrupción y quitarles privilegios a algunas “vacas sagradas” de Ibagué indudablemente genera molestias.

Las incoherencias de quienes hablan de revocatoria son aún mayores: critican el convenio del alumbrado navideño -del cual se espera el resultado de las investigaciones-, pero nada dijeron cuando a principios de año se firmó en la Gobernación un “convenio a dedo” por más de ocho mil millones para la alimentación escolar. Desdeñaban de la Consulta Popular Minera por los supuestos altos costos que acarrearía, pero ahora parecen haber cambiado de opinión al querer invocar un mecanismo de participación ciudadana mucho más desgastante y costoso, sobre todo perjudicial para el ejercicio administrativo local. Guardaron un silencio sepulcral ante el mayor desfalco que haya tenido la ciudad -los escenarios deportivos de los Juegos Nacionales-, pero ahora dicen ver graves hechos de corrupción por todas partes.

Pero hay más. Pretender manipular la opinión publica diciendo que todo está mal deja en evidencia, además de mezquindad, una alta dosis de desinformación. En el primer año de Gobierno la ciudadanía ha podido percibir cambios sustanciales: el Ibal, otrora símbolo de corrupción e ineficiencia, se ha transformado a una empresa rentable que ha logrado mejorar ostensiblemente la prestación del servicio. La ciudad se ha embellecido, los parques tienen otro semblante y se ha recuperado espacio público que había caído en el abandono. Las obras para el acueducto alterno ya se reiniciaron. Pronto se empezará la construcción de cientos de aulas para la implementación de la jornada única escolar. Los estudios para el plan maestro de movilidad y las nuevas vías que se requieren construir ya están en marcha, a mediados o finales de este año podría licitarse la ejecución de las obras.

La sostenibilidad se ha convertido en un imperativo, no solo con la defensa del agua como principal activo de los ibaguereños, sino con la implementación de un programa integral para la búsqueda de la eficiencia energética, el aprovechamiento de las potencialidades urbano-rurales, la recuperación y protección de zonas de alto valor ambiental y la disminución de gases efecto invernadero, entre otros.

En suma, el Plan de Desarrollo se está cumpliendo, hecho que de entrada desestima cualquier posibilidad de revocar el mandato. Seguramente la propuesta de revocatoria no va a pasar de ahí, de ser un simple ruido que quieren generar los opositores del actual Gobierno para ganar protagonismo. No obstante, en caso que se convirtiera en realidad, creo que el resultado solo sería adverso para los promotores de tal iniciativa, el pueblo ibaguereño es lo suficientemente objetivo como para dejarse embaucar.

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