Parar un muerto

César Picón

El hospital San Francisco (HSF) viene presentando, desde hace varios años, signos de deterioro que hoy en día lo tienen al borde de la muerte. Al problema de que las EPS no pagan, se suma la falta de voluntad gubernamental para tomar una decisión de fondo: aunque se sabe que el Hospital es inviable financieramente, nadie había querido asumir el costo político de implementar las reformas necesarias para garantizar que la población subsidiada o no asegurada, pueda seguir contando con una entidad que le garantice la prestación de servicios de salud con oportunidad y calidad.

Las cifras no mienten. Durante el periodo 2013-2016, el HSF generó crecientes pérdidas, tan solo el último año reportó un déficit operacional superior a los 3 mil quinientos millones. La razón es muy sencilla: mientras que en el año 2012 tenía más de 128 mil usuarios a atender, el año pasado tan solo tuvo contratos para atender un potencial de 70 mil usuarios, por lo que sus ingresos por concepto de venta de servicios de salud se redujeron drásticamente. En contraste, los costos operacionales se mantuvieron casi intactos.

Por otra parte, desde el año 2014 el Municipio se había comprometido en unificar las dos empresas –San Francisco y USI- para dar cumplimiento al Modelo de Red Departamental. Como eso no se ha llevado a cabo, ambas tienen bloqueada la aprobación del Plan Bienal de Inversiones, lo que les impide acceder a inversiones en dotación o infraestructura y mucho menos apelar a recursos para adelantar programas de saneamiento fiscal y financiero. La decisión de unificar las dos entidades ya no es voluntaria, es una obligación adquirida.

Parar al moribundo Hospital tiene dos caminos: liquidarlo o fusionarlo con la otra IPS (la Unidad de Salud de Ibagué). La primera implicaría un proceso de al menos dos años con un costo de alrededor de 10 mil millones de pesos; la segunda, la de unificar el Hospital con la USI, suena más viable para el Gobierno: además de ahorrarse el costo de la liquidación, se evitaría un colapso en la prestación del servicio a los usuarios de la entidad liquidada. Aunque la situación financiera de la USI no es la deseable, sí presenta indicadores muy superiores a los del HSF, por cuanto sería la entidad que absorbería al San Francisco.

De acuerdo con cálculos realizados, la fusión de las dos empresas generaría ahorros anuales por más de 3 mil millones de pesos, lo que supone que a partir del año 2018 debería empezar a generarse un equilibrio financiero y en los años siguientes debería arrojar superávit. Además, la fusión permitiría que todos los usuarios de régimen subsidiado o no asegurados, pudieran ser atendidos en cualquier hospital o centro de salud, indistintamente de la entidad a la que antes perteneciera.

El Gobierno de Ibagué propondrá para la discusión y análisis del H. Concejo Municipal la fusión de las dos entidades como la fórmula para que el cuasi muerto Hospital San Francisco reencarne en el cuerpo de la USI y siga prestando los servicios de salud a la población que más lo necesita.

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