Firmes en la construcción de la paz

César Picón

La semana pasada visitamos la zona veredal de “Marquetalia” en el municipio de Planadas, donde cerca de 200 exguerrilleros se concentraron para dejar las armas y empezar el camino de la reincorporación a la vida civil. Hasta allí llegamos para conversar sobre las perspectivas de la implementación de los acuerdos de paz, asunto que no es exclusivo del Gobierno nacional, ni de las víctimas ni los excombatientes, sino de todos los actores sociales e institucionales del país.

El silenciamiento de los fusiles apenas marca el inicio de la consolidación de la paz, de aquí en adelante se requiere que se cumplan las condiciones mínimas para eliminar –o al menos mitigar- las principales causas de la violencia: la pobreza de la población rural, la inequidad en el acceso a la tierra, la falta de justicia y reparación de las víctimas del conflicto, la persistencia de economías ilícitas y criminales asociadas al narcotráfico, y la histórica marginación de organizaciones y comunidades que por pensar diferente han sido excluidas por el establecimiento.

Aunque es absolutamente condenable la forma como la guerrilla ha violentado al pueblo colombiano, hay que entender que reproducir los mismos patrones no nos llevará a ningún lado, más de medio siglo de guerra no dejó sino dolor y pobreza, ahora es tiempo de pensar en el futuro y en cómo construir un país en el que quepamos todos.

Lamentablemente todavía hay reductos llenos de odio y resentimiento, que no toleran a los demás, que no proponen nada, pero critican todo, que creen que a punta de verborrea van a manipular la voluntad de paz que tenemos la mayoría. Esos, que en el Plebiscito mintieron descaradamente para “enfurecer” al pueblo y hacerlo votar engañado, son los que ahora intentan que nada cambie, o mejor, que todo empeore, que los acuerdos de La Habana no se cumplan y se haga “trizas” el proceso de paz, todo para poder seguir alzando las banderas de la guerra que los ha mantenido por muchos años en el poder.

Un “virtuoso” diputado al que solo se le conoce por el furor desmesurado de sus redes sociales, que dedica todo su tiempo a despotricar de los que buscamos un país en paz; y un frustrado ex candidato a la Alcaldía, que en su desespero por encontrar rating inventa historias que solo él se las cree. Que no quieran engañar al púbico, conversar con excombatientes de las Farc no nos hace proclives a la insurgencia, si así fuera, desde el Presidente de la República, el Gobernador del Tolima y un sinnúmero de funcionarios públicos lo serían. Más bien, eso ratifica el deseo de construir la paz de la mano de todos: las víctimas, los campesinos, las clases menos favorecidas, los excombatientes, todos tienen algo que decir o aportar.

Llegó la hora de que entendamos que Colombia tomó un nuevo rumbo, que se acabaron los vetos, que debemos reencontrarnos como sociedad. Puede ser que algunos que no les conviene vayan a seguir oponiéndose a todo, eso es lo que saben hacer, más lo importante es que la esperanza de un mejor país nos mantenga firmes en el propósito de consolidar la paz.

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