El peso de las mentiras

César Picón

Iván Duque se coronó presidente de la República a punta de falacias que rápidamente se fueron cayendo.

Prometió más salarios y menos impuestos y ya sabemos todos lo qué pasó con la Ley de Financiamiento: a las empresas les bajaron los impuestos a costa de poner a pagar mucho más a los ciudadanos, los salarios subieron los mismos cuatro pesos de siempre.

Dijo que no haría trizas los acuerdos de paz pero ha hecho hasta lo imposible por atacar la Jurisdicción de Paz porque saben que es la columna que sustenta los acuerdos de La Habana. Para colmo de males le dio una patada al proceso de negociaciones que se adelantaba con el Eln.

Dijo que recuperaría la confianza inversionista y reactivaría la economía. Si, favoreció a las grandes empresas a nivel tributario, pero hoy el desempleo está por las nubes. Empeñó su palabra en no permitir el fracking, pero contrato a una comisión de expertos que ya dio vía libre a proyectos piloto bajo esta técnica, Ecopetrol está lista para implementarla en el país.

Prometió combatir la ilegalidad en todas sus formas, pero lo que tenemos es un país repleto de coca. Volvieron las extorsiones, masacres, desplazamientos y ataques a la infraestructura petrolera. La deforestación no tiene quien la ataje. Los niveles de inseguridad en el campo y las ciudades son alarmantes: “Alerta Roja. La situación de orden público e inseguridad en el país está en franco deterioro…”, sentenció la portada de la última edición de la revista Semana.

Desde el discurso de posesión habló de unir al país y bajar la polarización, pero las iniciativas y las intenciones de concertar con otros sectores han sido tan precarias que los partidos políticos ya armaron bloque aparte para proponer su propia agenda de reformas. Ni hablar de lo que pasó con la minga indígena.

Todo lo anterior empieza a tener consecuencias indeseables: más del 70% de los colombianos creen que el país va por mal camino (última encuesta Pulso País). Estados Unidos advirtió a sus ciudadanos sobre el peligro de visitar algunas regiones de nuestro país. La comunidad internacional ha visto con malos ojos los esguinces del Gobierno en cuanto a cumplir con lo acordado en La Habana.

Quienes apoyaron al Presidente decían que con su triunfo habría cesado la horrible noche pero parece que está pasando todo lo contrario. Sin querer achacarle el pleno de la responsabilidad sobre lo que está ocurriendo y reconociendo el histórico legado de violencia y terror, está claro que el Gobierno debe repensar su estrategia para liderar el país y producir los cambios que necesitan los colombianos.

La realidad es contundente, negarse a hacerlo sería condenar al fracaso no solo al Gobierno, sino a los millones de ciudadanos que deseamos que Colombia siga avanzando en todas sus dimensiones.

Cuña: que esto sirva de reflexión a los candidatos, las mentiras y exageraciones del discurso de hoy de seguro les pasarán factura el día de mañana. Prometer decenas de miles de empleos, obras e inversiones multimillonarias, sin siquiera estudiar los instrumentos de planificación ni conocer las realidades fiscales, puede resultar un arma útil para ganar una elección pero letal para la sostenibilidad de un proyecto político a largo plazo.

Cuña 2: Representante Ferro, esperamos que adelante la investigación a la Presidenta de la JEP con decoro y objetividad, hay medio país observando que no se trate de otro ataque a los acuerdos de paz.

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