Nos unimos o nos jodimos

César Picón

El 73% de los colombianos cree que el país va por mal camino, según la última encuesta de Gallup. La protesta en las calles confirma esa profunda decepción.
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El desempleo por las nubes, la reactivación de la violencia, las cada vez más amplias desigualdades sociales, la desidia por implementar los acuerdos de paz que buscan saldar deudas históricas con millones de colombianos excluidos -especialmente del campo-, la validación del extractivismo como modelo preferente de desarrollo, la escasa atención e inversión en las regiones y la desconexión con los reclamos ciudadanos, demuestran los múltiples desaciertos de un Gobierno que ha demostrado trabajar solo para las élites económicas y políticas del país.

Pese al pésimo desempeño y la evidente incapacidad del gobierno Duque para conducir el país, ya alistan alianzas para perpetuarse en el poder. Aliados con varios partidos políticos, a punta de la mermelada que tanto criticaron, se proponen nuevamente elegir en dos años un presidente de su línea, que mantenga el statu quo pero sobre todo los privilegios de esas mismas élites. Desde ya se ventila que encuentran sintonía en el Tolima con el denominado barretismo, el clan que ostenta todo el control político y burocrático en este departamento y del que también se ha dicho que quieren permanecer en el poder durante 20 años. 

Ese peligro inminente –el de seguir gobernados por los mismos-, debe generar una reacción contundente por parte de quienes creemos que Colombia requiere reformas profundas. Hay que lograr la unión de una gran alianza democrática que sea capaz de ganarle a esas élites en las urnas, una gran coalición por Colombia dispuesta a producir el cambio y la transformación del país.

Afortunadamente varias fuerzas políticas, por ahora representadas por líderes regionales de estirpe social-demócrata, avanzan en proponer esa gran coalición que pueda ganar la Presidencia de la República y de paso constituir una fuerza mayoritaria en el Congreso que permita pasar las reformas estructurales que puedan enfrentar las principales causas del descontento social: violencia, desigualdad y corrupción.

Las primeras reuniones ya se han dado en Bogotá y próximamente se hará pública la propuesta de unidad que se espera conquiste los diferentes movimientos sociales y políticos que reclaman un cambio para el país. Se espera, además, que atraiga las principales figuras nacionales que compitieron en las pasadas elecciones presidenciales.

Ojalá el partido Liberal, los verdes, la izquierda democrática, las fuerzas alternativas y progresistas, logren la tan necesaria unidad. Ahí debemos estar todos los que queremos luchar por los intereses de la ciudadanía. Ojalá el pueblo haya aprendido la lección de votar por “el que diga Uribe”, de haber permitido la manipulación de su conciencia colectiva con promesas falaces y engaños descarados. Los ciudadanos debemos pasar de la protesta callejera y en redes sociales, a promover la consolidación de esa alianza democrática en las regiones. O nos unimos o nos jodimos.

Puya: ¿se le fueron las luces al representante Ferro con lo del voto militar? Su Partido lo dejó solo, pero sobre todo quedaron claras las verdaderas intenciones de una iniciativa propuesta por un político y no por los supuestos beneficiarios: los militares. 

CÉSAR PICÓN

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