Ruido y furia

Polidoro Villa Hernández

“Me brillan los ojos al verte, al sentirte y al tenerte /me das amor sin decir te amo, me das alegrías sin fiestas… /cómplice de mis pensamientos, /seductora encurvada. /Con placer y con amor, /compañera, amiga, novia y amante...” Estas pedestres líneas no las inspiró, lector imaginativo, alguna joven de 20 años con la anatomía de Sofía Vergara. No. Fueron dedicadas por un delirante ‘motero’ a su atronadora motocicleta de 124 c.c. sin exosto. Es parte de una “nueva cultura”, “un estilo de vida”, “una religión” con oraciones, lemas y ‘poetas’, en este deshumanizado, consumista y contaminado mundo.
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 El confinamiento –obligatorio y voluntario-, permitió justipreciar el trabajo de los motociclistas ‘domicilieros’ que activos y prestos asumen riesgos y aprovisionan hogares, lo que nos aleja del contagio. Tenemos una deuda de gratitud con ellos y amerita que algún ‘líder’ populista proponga que, al menos, en un pedestal de las derribadas estatuas de próceres se levante la escultura de una motocicleta con su cajón, como homenaje a estos personajes. Justamente, dicen que hoy ganan tanto como un profesional universitario recién egresado. Y, en general, son conductores prudentes.

Pero, en el lado gris, hay un creciente grupo de afiebrados y desequilibrados motociclistas que contribuyen a empeorar la salud mental de la gente. Parece que en lugar de gasolina usaran testosterona y aplicaran el lema ‘motero’: “Para muchos deportes se necesita una pelota; para montar en moto se necesitan dos”. Y, sí, a veces por imprudentes, estas ruedan por el pavimento. Impunes, ocasionan accidentes, desangran indiferentes los recursos de la salud pública, no respetan peatones, semáforos, ni señales, rayan carros, obstruyen andenes, modifican exostos para con “sonido máximo” sobresaltar de madrugada en barrios residenciales a la estresada generación de la pandemia.

Últimamente, como politiqueros venidos a más, ignoran y desafían a las autoridades, las amenazan y atacan. Sería positivo que estudiantes de ciencias sociales dedicaran algunas tesis de grado a estudiar este “nuevo poder” que por su indisciplinado actuar puede convertirse en una amenaza para la convivencia ciudadana. Ojalá se lograra armar una estrategia pedagógica para cambiar la agresiva conducta de estos ‘moteros’. ¿Se imaginan una “minga” de 9 millones de motocicletas paralizando el país? ¿Qué tal otro partido político que también solo genere ruido y furia?

Una señora quedó atónita cuando al lado de su carro un motociclista gritaba por teléfono a quién llamaba ‘mi gatica’: “No te preocupes, estoy a veinte minutos, pero llegó en cinco”. ¿Urgencia hormonal?  Y cuando imprudentes ‘moteros’ cierran a un vehículo y el conductor pita o los increpa por su irresponsabilidad, levantan una mano “mutilada” de cuyo muñón sólo sobresale recto el dedo del corazón que elevan al cielo y muestran al ofendido como argumento final. ¡El caos crece en dos ruedas!

POLIDORO VILLA

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