Insondable vacuna

Polidoro Villa Hernández

En prudente aislamiento selectivo, “Los Sabios de La Pola”, patriarcas de talante crítico ácido, siguen actuantes y deliberantes. En sus divertidas reuniones, con su acrobático verbo hacen disecciones de lo divino y humano y renuevan sus votos de escepticismo: “Porque la política casi nunca está al servicio de los ciudadanos y la polarización, y luchas politiqueras por el poder no auguran un futuro promisorio para los intereses generales y la paz del país”. Curioso: En la última tertulia, lo único que ofrecieron de tomar fue… la tensión arterial, que atendió una enfermera acompañante. ¡Faltó la degustación de geles con alcohol! El tema: la incierta y lejana vacuna que nos rescatará de la incertidumbre actual. Comparto algunos comentarios:
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El visionario: “Miren: ustedes que dicen que hay poca innovación y emprendimiento en Colombia, pues verán cambios. Esto va a durar. Y la perversa compra de votos en próximas elecciones no será con bultos de cemento, ni tejas de zinc, ni plato de lechona, ni billetes de $50 mil. Ahora la vacuna podrá ser moneda de cambio. ¡Si dejan, rentable va a ser la vacuna para la corrupción!”.

El ex marino: “Despierto delirando con una ‘cola’ tipo Eps de 50 millones de compatriotas suplicando ser vacunadas, y sufro: ¿Atenderán primero a las altas autoridades militares, eclesiásticas y civiles, como en el protocolo antiguo? ¿Se vacunará por estratos? ¿Empezará por el 8 o por el 1? ¿Seremos primeros nosotros, los veteranos, conejillos de indias? ¿Nos darán algún placebo? ¿Nos dejará estériles? ¿Servirá para estimular la solidaridad, porque aquí, cuando a uno lo atropella una moto, el primero que acude a ‘ayudarlo’ lo aligera del celular y la billetera?”.

El veterinario: “Aceptémoslo: Si esto fue la conspiración de una potencia para aplacar la arrogancia y excesos verbales de un gobernante ególatra y fanfarrón que la atacaba; o el engendro de algún poderoso grupo secreto que busca desindustrializar, despoblar y controlar al mundo en favor de grandes privilegiados y gordos intereses, lo están haciendo muy bien. ¿Paranoico? Me late que la ciencia ficción tiene mucho de realidad”.

El exseminarista: “A mí me causa escalofríos oír que algunas vacunas deben conservarse a 70 grados bajo cero. Ni los que venden helados en la Plaza de Bolívar tienen de esos congeladores. Lo que temo es que el furioso nacionalismo surgido de repente en las grandes potencias, lleve a utilizar su capacidad económica para acaparar la vacuna y quede este, nuestro grupo querido pero antiguo, de último en la cola, pero de primero a la entrada del crematorio”.

El sarcástico de Rovira: “Me suena lo dicho por una seria intelectual rusa: ‘Los políticos deben ser los primeros en ponerse la vacuna. Si sobreviven, la vacuna es segura. Si no sobreviven, el país está seguro’”. Mientras, yo refuerzo mi reserva de cebolla roja, ajo, limón y moringa. Si no me enfermo, pues tengo para ensaladas y aromáticas”.

POLIDORO VILLA

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