una mirada a su estructura jurídica y económica” indica que el 31 por ciento de las 32 ciudades capitales de Colombia evaluadas, no alcanzan a cubrir sus gastos consolidados en el 2012 con el recaudo de impuestos locales los cuales en su mayoría son progresivos-, aún con el ingreso de estas ciudades al nuevo Sistema de Regalías existen déficit en dichas ciudades.

Es notable que algunos departamentos que no recibían regalías van a recibir ingresos por este rubro (el 80 por ciento de las regalías serán distribuidas en más de 21 departamentos), empero, no se puede afirmar que con este nuevo ingreso alcancen a responder con todas sus obligaciones y sí muchos municipios tendrán un mayor déficit en su cartera. Es previsible un aumento considerable de los impuestos territoriales. Las industrias ya no aguantan más la carga tributaria que implicaría un aumento a futuro, pues es evidente el impacto negativo de estos tributos en la competitividad y productividad manufacturera de las industrias a nivel regional lo que ocasiona una probable fuga de inversiones en las regiones.

La publicación del Doing Business 2013 ratifica la preocupación de la Coalición, y se puede esperar que a mediano plazo el comportamiento de la estructura tributaria territorial perturbe aún más la competitividad nacional. Colombia está bastante rezagada en los resultados fiscales (posición 99 de 185 economías). Sumado a lo anterior, en los demás indicadores como impuestos laborales y contribuciones, y otros impuestos (excepto el impuesto a las ganancias), se tiene un endeble resultado. Las ciudades con el peor resultado respecto a la eficacia en el recaudo fiscal, son Cartagena, Cali y Bogotá. Por su parte, las ciudades con mayor eficiencia en este aspecto son Sincelejo, Ibagué y Cúcuta.

Asimismo, otro de los aspectos claves encontrados en el estudio es la alta dispersión que se observa en el gravamen territorial que dificulta la entrada de nuevas empresas a las regiones colombianas. Esta disparidad encontrada es un aspecto negativo tanto para los departamentos como para las empresas. En primer lugar, afecta los entes territoriales pues limita el grado de accionar de estos, dado que no se genera inversión, se disminuye el empleo y se reduce la generación de nuevas empresas formales y en especial de clústeres, en los departamentos que tienen la cargas tributarias industriales más elevadas; en segundo lugar, las empresas incurren en mayores gastos al pagar un mayor tributo en ciertos departamentos respecto a otros, lo que genera ineficiencias a la hora de la toma de decisiones georeferenciales de donde establecerse entre un territorio y otro. Tan sólo teniendo en cuenta este parámetro, los limitantes locales son grandes.

Sí se observa en los casos regionales de éxito mundial en el sector empresarial, se encuentra que el desarrollo territorial no se ha fomentado con el aumento de la carga tributaria sino con un apoyo al engranaje industrial regional que potencializa lo sectores de mayor crecimiento local generando polos de desarrollo de alto valor agregado, entre otros beneficios tributarios, así como formación de capital humano, especialización tributaria a los parques industriales y tecnológicos, para así atraer inversión industrial y crear incentivos para que las mismas se establezcan en las diferentes regiones.

Con la actual reforma tributaria se están formulando importantes iniciativas que intentan fomentar la creación de empleo formal, pues el impacto negativo en la industria ya es latente en distintas variables económicas. Entre estas medidas se encuentra una evidente reducción de la carga parafiscal para los sectores industriales, en especial, para el sector de manufactura de textiles, fabricación de sustancias químicas, e industria de la madera, corcho y papel. No obstante, estas medidas tan sólo son un atenuante y la Coalición anima a otorgar mayores beneficios tributarios a las empresas y así alcanzar mayor desarrollo territorial y nacional.