Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 12, 38-44

Jhon Jaime Ramírez Feria

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.

Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor, Gloria a ti Señor, Jesús

Meditación: La fiesta del Inmaculado Corazón de María nos remite de manera directa al Sagrado Corazón de Jesús. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos. “Ha sido Voluntad de Dios, que, en la obra de la Redención humana, la Santísima Virgen María estuviera inseparablemente unida con Jesucristo; tanto que nuestra salvación es fruto de la caridad de Jesucristo y de sus padecimientos, a los cuales estaban íntimamente unidos el amor y los dolores de su Madre… La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre Santísima” (Papa Pío XII).

La presencia de la Virgen María en el camino del creyente no es accidental. La verdadera devoción a Ella alimenta el corazón del creyente, haciendo resonar aquellas palabras y actitudes que van motivando el seguimiento a su Hijo Jesús. La llena de Gracia, la Inmaculada, da el Sí más importante: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, y concibe en su seno virginal al Autor de la vida y de nuestra salvación. Es ella la que enseña a reconocer la misericordia de Dios y proclamar sus grandezas; es ella la que movida por el amor intercede en las bodas de Caná e invita a “hacer lo que Él les diga”.

Ella está íntimamente unida a la vida y misión de su Hijo, hasta la Cruz, en donde se nos viene confiada como un tesoro por cuidar: Hijo, ahí tienes a tu Madre. Es ella que con su corazón inundado del poder de la Resurrección de su Hijo convoca a los Apóstoles y los anima a anunciar, con el poder del Espíritu Santo, la Buena Noticia de la Salvación. Es ella, la Madre que continúa intercediendo por sus hijos, dando la garantía de su cercanía y amor: “no te aflijas por nada. ¿Acaso no estoy yo que soy tu madre? ¿acaso no te tengo bajo mi cuidado?

María con su testimonio inspira al creyente a hacer vida las Palabras de su Hijo. Ella inspira a darle a Dios y al prójimo, no lo que sobra sino aquello que se es y se tiene para vivir como se lee en el Evangelio de hoy.

Hoy es posible elevar esta oración del Papa Francisco: “María eres bienaventurada por tu fe en Dios, por tu fe, porque la mirada de tu corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que has llevado en tu seno y que has contemplado en la cruz. ¡Oh María!, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos de escaparate, sino de los que saben mancharse la manos para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz”.

Arquidiócesis de Ibagué

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