Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 6, 1-5

Jhon Jaime Ramírez Feria

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: -«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?» Jesús les replicó: « ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros». Y añadió: -«El Hijo del hombre es señor del sábado».

Palabra del Señor, Gloria a ti, Señor Jesús.

Meditación 

La observancia estricta de la ley del sábado marca el conflicto que hoy nos presenta el evangelio. Los discípulos pasan por las plantaciones y se abren camino arrancando espigas; los fariseos invocan las escrituras para presentar la transgresión. 
Ante este conflicto la conclusión que da el Señor es clara: ¡El Hijo del Hombre es señor del sábado! Jesús desvela el sentido de la Sagrada Escritura porque vive la intimidad con Dios; Él enseña que la Ley por si misma no tiene sentido, es necesario comprender la dinámica de la misericordia de Dios que ayuda al hombre a hacerse más humano y a la vez más cercano al hermano. Como dice el Papa Francisco: “La palabra de Jesús va al corazón porque es Palabra de amor, es palabra bella y lleva al amor, nos hace amar. Cuando entra la ideología en la inteligencia del Evangelio, no se entiende nada. Son los que caminan sólo por el camino del deber: es el moralismo de cuantos pretenden realizar del Evangelio sólo lo que entienden con la cabeza. No están en el camino de la conversión, esa conversión a la que nos invita Jesús”.

Los discípulos no pierden la oportunidad de estar con Jesús y aprender de sus palabras y actitudes; ven al Señor vivir en plena armonía con el Padre, descubren la libertad interior con la que el Señor santifica el sábado viviéndolo como una oportunidad para el encuentro con la comunidad, para reposar,  recrearse  y confirmar la alegría de la escucha de la Palabra. 

Como lo atestigua el Nuevo Testamento la transferencia del día del Señor del sábado, séptimo día, al domingo (día primero de la semana) ocurrió en tiempo de los apóstoles con motivo de la resurrección de Jesucristo. El domingo Cristo resucita, vence la muerte y completa la obra redentora. Como explica un autor: “Al celebrar el domingo somos fieles a Jesucristo. El no vino a abolir el Antiguo Testamento sino a darle cumplimiento con su muerte y resurrección. Todo se cumple en Él. Vemos en muchos textos cómo Jesucristo, para dar cumplimiento, presenta la ley antigua en una nueva forma que sorprende a sus oyentes por su novedad y exigencia. La ley queda perfeccionada en Cristo”.

El Señor nos ayude a comprender la plenitud de sus palabras para no reducir la experiencia de fe a un conjunto de prácticas externas de religión. Caminemos viviendo la novedad del Señor que conduce a vivir realmente la relación con Dios y con los hermanos.

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