Los Reencauchados

Iván Ramírez Suárez

Hace algunos pocos años, los congresistas tolimenses Carlos García Orjuela y Pompilio Avendaño Lopera eran personajes influyentes de la política departamental y nacional. Sin embargo, sus vidas cambiaron de repente, tras la versión que rindieron ante la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia integrantes del Bloque Tolima de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc.

La Sala Penal de la Corte abrió en su contra investigación criminal por el delito de concierto para delinquir agravado, por eventuales vínculos con las Autodefensas Unidas de Colombia. Esta decisión estuvo acompañada con la expedición de sendas orden de captura en su contra.

Carlos García fue aprehendido el 25 de julio de 2008 en el hotel Cañaveral de Santa Marta, justo horas antes de salir a cumplir una invitación del presidente Álvaro Uribe y reunirse en Cartagena con lo más selecto de la dirigencia política, social y económica del país, con motivo del matrimonio de Jerónimo Uribe. Fue recluido en la cárcel nacional de La Picota en Bogotá.

Pompilio Avendaño fue igualmente capturado el 25 de febrero de 2008 en Bogotá y beneficiario de detención domiciliaria, tras alegar su defensa supuestos quebrantos de salud.

Los procesos, con algunas dilaciones, fueron adelantados y fallados en única instancia por la Corte Suprema, previa formulación de cargos por la Fiscalía General de la Nación.

El delegado de la Fiscalía ante la Corte solicitó la condena de Carlos García, con base en la prueba testimonial rendida por Ricaurte Soria Ortíz, José Albeiro García, Jhon Jairo Silva Rincón y Edwin Hernando Carvajal. Los mandos medios de las Auc aseguraron que el exsenador se había reunido con alias ‘Elías’, comandante del Bloque Tolima, en el rancho JC entre Guamo y Ortega, y en la vereda La Chamba, en Guamo, solicitando apoyo a su causa política.

En idéntico sentido, lo hizo contra Pompilio Avendaño, sustentando su solicitud en la declaración de José Albeiro García. El testigo afirmaba que Avendaño se reunió con integrantes de ese bloque en las fincas El Guamal y Maloka, de San Luis, así como en el restaurante El Carbón, de Girardot, y que Pompilio Avendaño, según el testimonio, decidió “incluirse y compartir los propósitos del grupo criminal”.

Al analizar el contexto político y de delincuencia organizada del país en la coyuntura en que se materializan las supuestas actuaciones de los ex congresistas (años 2000 a 2005) la Sala Penal de la Corte, en las sentencias, afirmó que “la finalidad paramilitar de refundar la patria fue un proyecto político - criminal al que se concertaron servidores públicos que pusieron al servicio el cargo que ostentaban y la funcionalidad del mismo”.

Sin embargo, la Corte, al hacer valoración de las declaraciones en cada uno de los procesos, encontró que existían dudas respecto a la credibilidad de los testigos. En el caso de García Orjuela, afirmó que “la prueba no conduce a la certeza de la celebración de las susodichas reuniones”, y en el de Avendaño, concluyó “que aunque existe una probabilidad en sus dichos, los derechos del procesado exigen una certeza de responsabilidad”, por lo cual resolvió absolverlos.

Estos hechos judiciales adquieren relevancia, ahora que los dos políticos han decidido presentar sus nombres como aspirantes a la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué.

Carlos García lo hace en nombre del Centro Democrático, partido del senador Álvaro Uribe, y Pompilio Avendaño como candidato a la Alcaldía por el partido del presidente Santos, el partido de la “U”.

Aunque los dos dirigentes, que buscan su reencauche político departamental y nacional, argumentan que la Sala Penal de la Corte los declaró inocentes, las sentencias proferidas por la Corte dicen otra cosa: Que fueron absueltos por duda.

Y duda, según el diccionario de la Real Academia Española, es “la suspensión o indeterminación ante dos decisiones o juicios”.

Luego, los congresistas jamás podrán afirmar que fueron declarados inocentes de los cargos formulados, como tampoco se podrá decir que hubo pruebas suficientes para declararlos culpables por sus posibles vínculos con los paramilitares.

Ahí sí se hace imperativo recordar el dicho: “La mujer del César no solo debe ser casta, sino parecerlo”.

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