Nos derrotó el abstencionismo

Iván Ramírez Suárez

Muy difícil la tenemos los colombianos para lograr que la estructura social, política, jurídica y económica del Estado tenga o esté soportada sobre cimientos de equidad y justicia social.

Con el declive de los movimientos armados insurgentes que decían tener como objetivo de lucha esta reivindicación, solo queda como principal instrumento para su conquista la vía electoral y la lucha social organizada y estructural.

Aunque la lucha social ha logrado objetivos y reivindicaciones significativas dentro del objetivo estratégico, la estructura de inequidad, discriminación, concentración de poder y direccionamiento de los medios de comunicación forma una barrera difícil de superar.

La vía electoral, por su parte, como forma clásica y básica de manifestación política, sigue siendo solo la expresión minoritaria de una nación que pocas veces actúa como tal, unida y consciente políticamente.

Luego, son las llamadas “mayorías silenciosas”, como las denominan algunos teóricos, las que siguen ganando negativamente las elecciones, permitiendo que una escasa minoría siga marcando los derroteros de poder dentro del Estado.

Si bien es cierto el abstencionismo debe ser en algunas circunstancias un instrumento legítimo de manifestación política para derrotar inocuas o manipuladas elecciones -como la del 30 de octubre próximo llamada consulta contra la minería- ésta expresión debería ser solo la excepción, mas no la regla que predomine en una sociedad que pretenda ser democrática.

Históricamente el abstencionismo en Colombia ha fluctuado entre un 50 y un 60 por ciento. Sin embargo, en la convocatoria para la aprobación o no mediante plebiscito del Acuerdo de Paz de la Habana, los guarismos abstencionistas marcaron un desastroso porcentaje muy superior.

Inexplicable es que un tema de tan trascendental importancia para todos los colombianos no haya logrado motivar a las masas abstencionistas a participar activamente en la solución de un conflicto armado de más de 50 años.

Será este un tema más de análisis y estudio de la ciencia política y social, muy difícil de entender y explicar, bajo las circunstancias que vive nuestra sociedad.

Afortunadamente las que incidieron para que resultara ganancioso el No ya las conocemos.

La verdadera derrota nos la sigue dando el abstencionismo, por ahora un enemigo difícil de derrotar.

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