Ibagué y sus obras inconclusas

Iván Ramírez Suárez

Como si fuera una manía de los gobernantes, en nuestro terruño se emprenden obras y construcciones y es anormal que se concluyan dentro de los tiempos propuestos o contratados, o no se concluyen.

Un top histórico de estas obras muestra en primer lugar al Conservatorio de Música del Tolima (1909) y su baluarte cultural la Sala Alberto Castilla (1932). Desde hace más de tres décadas estas dos valiosas construcciones reclaman un reforzamiento estructural y conservación arquitectónica, siendo una promesa constante e incumplida de alcaldes y gobernadores, sin que exista persistente voluntad para realizarlas.

Sigue el destruido velódromo Pedro J. Sánchez. Construido para los Juegos Nacionales de 1970 en donde tuvo un adecuado uso, pero que por la falta de mantenimiento y utilización hizo el extenso recorrido del olvido y la ruina, sin que hubiera logrado rehabilitarse para el entrenamiento de clubes y competiciones deportivas, hasta que unos bárbaros acabaron con él.

El turno es para el Panóptico. Estructura arquitectónica en cruz declarada monumento nacional en 1998 y adyacente a la cual se ha querido construir un centro cultural para la ciudad. Después de 12 años de inversiones y contratos, sigue sin concluir y la estructura crucífera si no recibe un reforzamiento estructural, amenaza sucumbir.

No pueden dejar de faltar varias obras de nuestro acueducto. Del acueducto alterno, las obras de la bocatoma Coello - Cocora están abandonadas; el tanque de la Fiscalía quedó inconcluso y el de Boquerón no se ha construido, mientras los tubos que interconectarían estos dos tanques con la bocatoma Coello - Cocora están arrimados en lotes de la variante Cajamarca. La bocatoma de la quebrada Cay, que suministraría 600 litros adicionales, está a medio hacer y con las obras suspendidas por incumplimiento del consorcio Aguas para Ibagué.

Ni la Policía se queda por fuera. En Picaleña se construyen las nuevas sedes para el Departamento de Policía Tolima y la Metropolitana de Ibagué, obras que fueron recibidas sin concluir, por incumplimiento del contratista. Columnas de concreto a medio hacer con hierro a la vista, adornan las instalaciones ya en servicio.

En peor situación está la nueva sede del Centro de Rehabilitación juvenil Luis A. Rengifo. Sobre el lote de La Palmilla, en el Salado, yacen columnas de concreto, con hierro oxidado a la vista y abundante maleza que hace poco visible una vergüenza más de nuestra ciudad.

Sería injusto no nombrar las obras de los escenarios de nuestros siempre célebres Juegos Deportivos Nacionales. El Parque Deportivo, la Unidad Deportiva de la 42 y el estadio Manuel Murillo Toro. De ellas ya se sabe mucho.

Un sitio especial para la popular cancha del barrio El Jordán Segunda etapa. Se destruyó y sobre ella se montó un tapete sintético que costó más de mil 400 millones de pesos, quedando pendiente graderías, vestieres y baños, que sí reclamaba la chiquillada.

Y por falta de espacio, esta columna también ha quedado inconclusa.

@jiramirezsuarez

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