Ignacio Betancur: jesuita, líder y mártir

Iván Ramírez Suárez

El primer papa jesuíta está de visita en Colombia. Y como grata coincidencia - o premonición? - el Ejército de Liberación Nacional (ELN), matizado políticamente por las ideas de la Compañía de Jesús y la Teología de la Liberación ha acordado con el Gobierno un cese bilateral al fuego, paso importante para culminar el proceso de desarme y desmovilización que ya se discute en Quito, Ecuador.

Estos hechos me hicieron recordar a otro jesuita colombiano, líder y mártir, Ignacio Betancur Sánchez, uno de los sacerdotes encargados de difundir y predicar las conclusiones adoptadas en la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) realizada en Medellín en 1968 y el Concilio Vaticano Segundo, que en su época cautivaron a religiosos y laicos.

Convencido de que la Iglesia Católica debía asumir un papel más terrenal y trascendente en favor de los necesitados y desposeídos, luchó desde el púlpito por los campesinos e indígenas del suroeste antioqueño, hasta que encontró en Pueblorrico el amor de una joven bachiller que le hizo colgar los hábitos: Olga Beatriz González.

Con mayor compromiso y libertad continúo su prédica social y política, aterrizando la teoría con hechos concretos, lo que lo lleva a organizar los campesinos de esa región para que puedan acceder a la tierra y créditos blandos, conformando la Empresa Comunitaria La Arboleda (noviembre de 1973) y consiguiendo una importante extensión de territorio entre los municipios de Tarso y Pueblorrico donde se ubicaron más de 40 familias necesitadas.

Su compromiso social, rectitud y pulido verbo le generaron mal querencias en sectores de poder de esta importante zona territorial de Antioquia, pues veían en la naciente Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), los campesinos e indígenas liderados por Betancur Sánchez y los jóvenes que lo acompañaban un peligroso precedente contrario a sus intereses.

Ya en Antioquia hacía presencia el ELN y a la par el Estado había trasladado a la zona una unidad militar flotante encargada de combatirlo, que en pocos años se convertiría en el batallón Bomboná adscrito a la Tercera Brigada. Estos ingredientes hacen que la lucha social sea estigmatizada, creándose un ambiente de inseguridad y zozobra para la dirigencia, lo que obliga a que Ignacio Betancur deba apartarse transitoriamente de su liderazgo popular en la región.

Retoma el trabajo cultural en el departamento del Quindio y por más de una década (1980 a 1993) reside en Armenia, sin dejar de tener contacto directo con quienes había logrado formar como líderes populares y sociales.

El 13 de noviembre de 1993, después de asistir el día anterior a conmemorar los 20 años de constitución de la Empresa Comunitaria La Arboleda, Betancur Sánchez es asesinado, justo a su paso por la entrada de La Arboleda (entre Pueblorrico y Tarso) por integrantes del batallón Bomboná que patrullaban en la zona, siendo su muerte un crimen aún por esclarecer.

Paz en la tumba de este sacerdote jesuita y convencido líder social.

@jiramirezsuarez

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