Disminuir las desigualdades de oportunidades

Jaime Eduardo Reyes

Imagine a María, una niña de seis años que vive en la zona rural del sur del Tolima, tiene cuatro hermanos y su mamá es cabeza de familia, analfabeta y que trabaja como campesina. ¿Qué posibilidad tiene de ser una profesional? Muy pocas, por no decir ninguna, muchas menos que las de un niño de su misma edad nacido en Ibagué, hijo de padres profesionales que viven juntos con su único hermano. María no escogió dónde nacer, ni su género, ni su entorno familiar, pero tendrá que vivir una vida marcada por estas circunstancias. Reducir la desigualdad debiera ser un reto de primer orden para el Estado y un compromiso de todos aquellos que se ocupan de buscar un mayor bienestar económico y social.

Uno de los fines de la Visión Tolima 2025 es disminuir la desigualdad en el Tolima, indeseable presencia que afecta fuertemente al Departamento, que puede medirse en desigualdad económica y de oportunidades.

El indicador con mayor uso es el índice de Gini, que mide la concentración de la riqueza: en el Tolima la desigualdad económica aumentó de 2004 a 2013, de 0,49 a 0,52, en otras palabras la riqueza se ha concentrado en el Departamento.

En Colombia, el Gini es 0,53, el coeficiente de desigualdad humana es 25,7 y el índice de desigualdad de género es 0,460. Al compararse con otros países, Colombia muestra una de las mayores desigualdades del mundo, y el Tolima uno de los mayores del país.

De otro lado, para nuestro país, el Índice de Desarrollo Humano en 2013 disminuyó de 0,72 a 0,711, se mantuvo en el mismo puesto 98 en el mundo pero con tendencia a empeorar. Al ajustarse por desigualdad el IDH cae a 0,52, de un nivel elevado a uno medio. Es decir, la desigualdad empeora notablemente el desarrollo humano de los colombianos.

¿Cómo disminuir la desigualdad en el Tolima? Creando oportunidades para todos y mejorando las capacidades humanas de los tolimenses.

Un proceso de desarrollo justo debe igualar las oportunidades en todas las etapas de la vida y en particular en la niñez, debe reducir las desigualdades en educación, salud y nutrición, y condiciones inadecuadas de vivienda. No hay duda que se debe mejorar las condiciones de ubicación en la que se encuentra el niño, así como también su entorno familiar.

Las políticas de gobierno no deben alentar la desintegración familiar sino por el contrario premiar a aquellas familias que se mantienen unidas. La política de transferencias condicionadas debe revisarse a profundidad y ajustarse de acuerdo a la necesidad de mejorar el entorno en el que crecen los niños.

En cuanto a los jóvenes es importante crearles oportunidades de educación tecnológica y superior en su medio, tomando como ejemplo la nueva escuela rural utilizada en la educación primaria y básica. La red de Innovares podría ser muy buena alternativa para miles de jóvenes rurales.

Las oportunidades para los adultos están en las artes y los oficios, en el marco del emprendimiento y de los Laboratorios Microempresariales.

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