Una séptima papeleta por la paz

Jaime Eduardo Reyes

Así como en los noventa, hoy, una séptima papeleta que consulte al pueblo colombiano puede mejorar la vida democrática de Colombia y conllevar a la paz.

La presión ciudadana para que se llegue a un acuerdo entre el Gobierno y las Farc es muy grande. Muchos sectores ciudadanos y algunos partidos políticos están de acuerdo que después de dos años y medio ya es hora de concretar.

El partido Alianza Verde, en cabeza de sus senadores Antonio Navarro y Claudia López, le han propuesto al país una séptima papeleta para ser votada el próximo 25 de octubre: “Voto para que las negociaciones de paz entre el Gobierno nacional y las Farc terminen antes del 9 de abril de 2016”.

La propuesta ha caído muy bien en la sociedad colombiana debido a que esta recoge el sentir de la mayoría de ellos.

En la encuesta de Ipsos de mayo de este año publicada por la revista Semana y otros medios de comunicación, realizada después del ataque de las Farc a un grupo de soldados en Buenos Aires Cauca, que dejó un lamentable saldo de 11 soldados muertos sólo un 7 por ciento apoyaba la continuación del proceso de paz con la Farc tal y como va. Los colombianos según la encuesta reclamaban un cambio, y un 64 por ciento era partidaria de continuar pero fijando un plazo perentorio.

De otro lado, el propio senador del Polo Iván Cepeda afirmó que “Se debe acelerar el proceso. Si no se actúa de manera rápida, se puede perder esta oportunidad de paz”.

La séptima papeleta en octubre de 2015 es un ejercicio político encaminado a impulsar y promover el proceso de paz que adelanta en la habana el Gobierno nacional y las Farc, la propuesta aspira a que el voto ciudadano además de establecer un plazo para que se logre el acuerdo sea el ciudadano el que fije un plazo máximo para que el proceso de paz llegue a un resultado.

Como es lógico la propuesta deberá ser debatida y si se quiere mejorada en el marco de las discusiones democráticas evitando que se dilate la aprobación de su aplicación. También será lógico que ciertos sectores que se nutren de la guerra y el desconsuelo de las gentes le apuesten a que la iniciativa fracase.

Se sabe que la consulta no será obligante pero de lograr una votación significativa estaría enviándole un mensaje político de parte de la ciudadanía a las partes negociadoras y en especial a las Farc quienes ya han dicho que no están de acuerdo con dicha iniciativa.

Finalmente es entendible que el debate y la aprobación de la séptima papeleta obligarían al gobierno nacional a definir cuál sería el proceso de refrendación de los acuerdos de la Habana situación que sin lugar a dudas es mucho más polémica que la misma séptima papeleta.

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