¿Una reforma estructural?

Jaime Eduardo Reyes

La reforma tributaria no es estructural, ya que no atiende el fortalecimiento de las finanzas locales, todo indica que solamente se tapará el hueco fiscal nacional y en un par de años estaremos en las mismas.

Este proyecto y la propuesta de aumentar el impuesto predial a las propiedades dedicadas a la industria y el comercio en Ibagué ha traído de vuelta el debate sobre la necesidad de la descentralización de los ingresos fiscales en Colombia.

Los impuestos, ingresos de los ciudadanos para que el Estado opere, crean perdidas irrecuperables en la eficiencia del mercado y disminuye los excedentes de los productores y consumidores. Por este motivo, crear nuevos impuestos o incrementarlos son una gran responsabilidad, hacerlo incorrectamente puede llevar a destruir la base productiva y a disminuir el consumo, y en lugar de mejorar la economía puede terminar asfixiándola.

Un gran desafío para el Ministerio de Hacienda y el Congreso es diseñar los impuestos como una herramienta que promueva el desarrollo equitativo sobre todo a nivel local.

La reforma tributaria debiera autorizar a los municipios y departamentos generar más ingresos propios, y a aumentar el grado de discrecionalidad de los gobiernos locales en materia presupuestaria. En Colombia hay un claro desequilibrio en materia de descentralización fiscal, ya que la mayoría de los ingresos se obtienen en la esfera local y el gasto se orienta desde lo nacional. La conclusión de este modelo es que los gobiernos locales son altamente dependientes de las transferencias del gobierno central conllevando a que las finanzas de los municipios y el departamento sean vulnerables.

De otro lado, la descentralización fiscal ha llevado a que los gobiernos municipales duplicaran sus ingresos propios mientras que los departamentales han generado pocos ingresos propios adicionales, explicándose esto por la base tributaria dinámica de los municipios y la inelasticidad de la base tributaria de los departamentos. Para nuestro país la descentralización aumentó transferencias a los gobiernos territoriales, pero no ha promovido ni incentivado generación de recursos propios por los mismos. La poca elasticidad de los impuestos departamentales ha aumentado la dependencia de las gobernaciones de las transferencias nacionales.

Para superar esta situación, conocida como desequilibrio vertical, algunos estudios del Banco Interamericano de Desarrollo han propuesto que se debería movilizar nuevos ingresos propios para los departamentos: un dos por ciento del IVA y un cinco por ciento de las ventas al por menor. Concretar estos nuevos ingresos fiscales para los departamentos reduciría el desequilibrio vertical en 1.3 por ciento del PIB. Es evidente que el costo político debe ser asumido por los congresistas de la provincia.

Con relación a los ingresos fiscales municipales, la primera tarea es aumentar la eficiencia en la recaudación de impuestos a través de inversión en sistemas de información, actualizar el catastro de propiedades y actualizar la base tributable. La reforma tributaría debiera generar mayores incentivos con el fin de estimular los esfuerzos municipales de recaudación y de transparencia en la contratación y provisión de bienes públicos.

Comentarios