Esto tiene que cambiar

Jaime Eduardo Reyes

El caso Odebrecht está mostrando lo perversos que son algunos políticos en Colombia, éste explica cómo han logrado muchos políticos hacerse al poder y escalar a las más altas posiciones sin aportarle relativamente nada importante a la sociedad. La mediocridad ha sido impulsada por el desfalco del erario bajo la complicidad de muchos que prefieren hacerse los locos a ver si les toca algo, casi siempre las mentiras e incumplimientos son apaciguadas con cualquier dádiva. La fuerza de las ideas es cambiada por la fuerza del dinero.

La corrupción y el clientelismo son el resultado de un sistema político perverso que mantiene restringida la democracia mediante la compra del ciudadano y de la desidia con los intereses comunes.

Ad portas de iniciar una nueva campaña electoral al Congreso y a la Presidencia de la República la pregunta obligada para la nación es ¿será que a los electores no les importa que se les engañe, se les mienta y se les robe? ¿será que seguirán votando por aquellos personajes que elección tras elección utilizan los mecanismos más ruines para sumar votos?

Y es que pareciera que la gente no entiende que a medida que algunos políticos se roban el presupuesto público se recortan las posibilidades de hacer más puestos de salud, de dotarlos, de contratar médicos y enfermeras, de hacer más escuelas, de dotarlas, de contratar profesores. En un país con tantas brechas sociales por cerrar, por disminuir la desigualdad y la pobreza, la corrupción condena a que las personas sigan viviendo en dichas condiciones.

En el caso de nuestro departamento, ¿será que los electores no se preguntan de dónde salen los ríos de dinero con los que llegan candidatos foráneos? Candidatos que no tienen ninguna relación ni compromiso con la región.

Pienso que la gente sabe que en la mayoría de los casos el dinero de estos candidatos es mal habido, que nadie hace política con su patrimonio, por lo menos no la hacen con el conseguido honestamente. Y entonces ¿por qué se los reciben y les votan? Tenemos en nuestro país un gran problema sociológico que nadie se atreve a abordar con seriedad y profundidad, existe una doble moral desarrollada por antivalores asignados por la política, por la política corrupta. Una doble moral que expresa la gran pobreza democrática que tenemos.

Muchos se aterran de lo que se descubre, piensan que no tienen nada que ver, y lo que es peor es que piensan que no pueden hacer nada. Pero la verdad es otra, tienen todo el poder de que esto cambie, tienen el poder de asegurar el cambio. En muchas ocasiones hay que dar un salto de fe para lograr la confianza, y es tal vez esa fe en el cambio lo que podría llevar a nuestra sociedad a cambiar el presente que vivimos y así empezar a construir una mejor nación.

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