El reclamo justo de Alpujarra

Jaime Eduardo Reyes

Tienen razón el alcalde de Alpujarra, Alex Díaz, y los dirigentes de esta localidad -como Jaime Osorio primer alcalde por elección popular- cuando exigen a la Nación que el municipio sea incluido como una de las zonas más afectadas por el conflicto del sur del Tolima en el marco del decreto 1650 de 2017.

Es un hecho histórico que muchos municipios del Tolima sufrieron la guerra y el conflicto armado por décadas, uno de ellos fue Alpujarra, en el sur.

Durante años los titulares de la prensa que hacían referencia a este municipio fueron: Ataque con cilindros a Alpujarra (El Tiempo, 22-03-2000), Tropas de la Policía y el Ejército con el apoyo de la Fuerza Aérea lograron repeler una toma guerrillera de las Farc a Alpujarra, Tolima (El Tiempo, 21-03-2000), Alpujarra, atrapada en los escombros (El Tiempo, 19-06-2000), Vehículo incinerado por supuestos guerrilleros en Tolima (Diario del Huila, 24-09-2015), Golpe contundente a la cuadrilla 55 de las Farc, en el Tolima (12-11-2009).

El municipio fue objeto de tomas guerrilleras, hostigamientos, extorsiones, desplazamiento forzado, que causaron destrucción, pobreza, falta de oportunidades, población decreciente y freno de la economía. Sus alcaldes tuvieron que despachar desde Ibagué, porque, de lo contrario, los asesinarían.

Es el último municipio del suroriente y para llegar a él, si se viaja desde Ibagué, hay que pasar Prado y Dolores, y si se viaja por Neiva, hay que pasar Tello y Baraya. Así las cosas, fue el epicentro de una de las zonas más afectadas por el conflicto en una de las regiones con mayor incidencia e impacto de la guerra con las Farc. Durante décadas estuvo aislado de las ciudades capitales.

El desconcierto de la dirigencia local se fundamenta en que todos estos municipios fueron declarados como Zomac y Alpujarra no lo fue, lo que no sólo viola el derecho a la igualdad, sino que además, lo coloca en una notoria desventaja competitiva en la región, lo que llevará a que se incrementen las brechas regionales, se retrase el crecimiento económico y, por lo tanto, el desarrollo local.

También desconcierta que el municipio cumple las ocho variables exigidas en el decreto para que sea declarado Zomac.

No hay duda de que es un imperativo político y moral que el Gobierno incluya a Alpujarra al listado de zonas beneficiadas con las políticas que promueven la inversión privada buscando el desarrollo rural integral.

La paz y la justicia social no se alcanzará si se excluyen municipios que sufrieron el rigor de la guerra y el conflicto, que paz territorial se puede esperar en Alpujarra si se le excluye sin ninguna justificación valida de las políticas diseñadas para superar la etapa del posconflicto.

Finalmente, desde la comunidad alpujarreña se le hace un llamado a los hijos de esta tierra que están en distintos cargos de dirección del orden nacional y departamental para que se sumen a esta sentida solicitud.

Comentarios