Alcalde, gestor del desarrollo local

Jaime Eduardo Reyes

Pensar en cómo resolver los problemas de una ciudad no es tarea sencilla, mucho menos concretar esas ideas en acciones. Un alcalde, cualquiera que sea, siempre se encontrará con la resistencia natural al cambio que ofrece la propia sociedad, y por supuesto que sus propias limitaciones contribuirán en demorar, o frenar, dicha tarea.

Una ciudad es un infinito de relaciones, que surgen de las interacciones de sus gentes. Qué tan buenas son las relaciones entre estas y sus gobernantes depende del bienestar y la calidad de vida que tengan las personas. El bienestar y la calidad de vida dependen de la oferta de bienes públicos y servicios, y para que estos se concreten se necesita que la ciudad tenga finanzas públicas sanas y correctamente usadas.

Tal vez estamos todos de acuerdo que los bienes públicos dependen del ingreso que tiene la administración pública, además somos conscientes que las obras se construyen con el dinero de los impuestos, por eso preguntarse, por qué los contribuyentes no quieren pagar impuestos, por qué en unas ciudades están más dispuestas a pagar que en otras, es importante.

La respuesta tiene que ver con la restricción presupuestal de los hogares, en los ingresos disponibles de las familias y de las empresas.

En una ciudad como la nuestra, la capacidad adquisitiva es limitada por los precarios ingresos que tienen los hogares, que el ingreso promedio de las familias esté por debajo de un salario mínimo legal vigente no le deja mayor opción de tributación a los jefes de hogar, máxime cuando un buen porcentaje se usa en pagar servicios públicos.

Por esta razón es que un alcalde debe ser ante todo un gestor del desarrollo económico de una ciudad, no basta solamente con ser un buen ejecutor, él debe preocuparse no sólo en mejorar los ingresos de las arcas municipales, sino que debe preocuparse significativamente por mejorar los ingresos de las personas.

En un país como el nuestro en donde el Gobierno Nacional ha advertido que el hueco fiscal es de más de 20 billones de pesos y que los déficit son muy altos será muy difícil poder establecer un plan de choque presupuestal que disminuya las grandes divergencias del desarrollo local basándose exclusivamente en el apoyo nacional.

El gestor del desarrollo económico de una ciudad, el alcalde, tiene que crear las condiciones necesarias para que en ésta haya un adecuado clima para los negocios, la retención de empresas y la creación de nuevas. Al fin y al cabo son las empresas las que crean riqueza.

Este clima requiere de un diálogo sincero entre el Gobierno y los empresarios, apoyos desde la alcaldía para impulsar nuevos sectores protegiéndolos en sus etapas iniciales, brindándoles garantías a las inversiones y confianza a los inversionistas. Y por supuesto, también se requiere que los empresarios e inversionistas tengan un alto sentido de responsabilidad social con la ciudad, no todo puede ser el retorno a la inversión del capital.

Comentarios