De la falta de alivios para la inversión y otros demonios

Jaime Eduardo Reyes

La reunión convocada por la Cámara de Comercio de Ibagué para evaluar el futuro de la Zona Franca en Ibagué dejó una gran conclusión que cada día se hace más evidente, Ibagué no sólo compite con las ciudades vecinas sino que además lo hace con otras ciudades en el mundo.

El caso expuesto por uno de los mayores inversionistas de la desaparecida Zona Franca de Ibagué ejemplariza la participación de las empresas locales en las llamadas cadenas globales de valor y el concepto de glocalización.

Ramiro Pérez, inversionista de la ZF, nos contó que la ciudad perdió una oportunidad de negocio en donde inversión turca crearía una empresa industrial que produciría equipos de ultima tecnología para ser usados en una ciudad ecuatoriana. Al no encontrar las condiciones adecuadas para desarrollar el proyecto, los inversionistas turcos no llegaron a Ibagué, se perdió la oportunidad de generar 500 empleos de alta calidad y con ellos el circulo virtuoso alrededor del consumo. Una ciudad ecuatoriana que sí les brindó dichas condiciones se quedó con el desarrollo del proyecto y con los empleos.

Desafortunadamente las altas tasas de impuestos nacionales y de los servicios públicos, y la falta de alivios transitorios para la promoción de inversión en Ibagué hace de nuestra ciudad una que no es competitiva. El aumento del impuesto de renta del 15% al 20%, la no exención tributaria municipal a las nuevas empresas, las altas tasas de impuestos municipales y del alumbrado público hace que la ciudad esté en desventaja frente a otras que sí brindan condiciones para los inversionistas. Y reitero, la competencia ya no es ni siquiera con ciudades colombianas.

De seguir las cosas así será muy difícil superar los problemas de crecimiento económico y de desempleo. Seguir con una mirada gubernamental miope y limitada frente a las necesidades de las empresas no ayuda al desarrollo de proyectos de inversión.

Un gran problema que tiene hoy la ciudad es que de las buenas intenciones anunciadas por los distintos gobiernos no se pasa, cuando es el momento de concretar los apoyos el tema se limita a la promoción y el apoyo institucional.

Ibagué tiene ciertas ventajas comparativas como su ubicación y su capital humano, el problema es que no se pasa a ventajas competitivas y a capital social. Para escalar a estas condiciones se requiere de voluntad general, y en particular del gobierno.

Una verdad de apuño es que desde la planeación del desarrollo económico podemos seguir proponiendo ideas, planes, programas y proyectos, pero si no se logra pensar desde la institucionalidad en la proyección económica de la región será muy difícil construir un nuevo parque industrial, o un sistema de tecnoparques o de centros de desarrollo tecnológico.

La reunión de la semana pasada dejó un mensaje que no puede pasarse por alto, la institución que crea riqueza, empleo y mejora las condiciones del desarrollo es la empresa, y es a esta a la que hay que apoyar.

Comentarios