Al rescate de la dignidad humana

Jaime Eduardo Reyes

Detrás de cada dato sobre pobreza, desempleo, o cualquier otra condición personal, detrás de cada índice o indicador económico y social existe un rostro humano, hay una persona. No entender esta situación ha llevado a los gobiernos y a la propia sociedad a la indolencia para con quienes viven situaciones difíciles.

De otro lado, la indignación social causada por delitos atroces o por decisiones terribles que conllevan a situaciones fatales dura muy poco. Poco a poco la indiferencia va ganando espacio y el derecho a la dignidad humana que tienen las personas va perdiendo terreno.

El ejercicio de la política y de la economía bajo los actuales enfoques tecnocráticos y de eficiencia de los mercados desconoce la dignidad humana como el fin del desarrollo.

Cuando los problemas de las personas terminan siendo solamente cifras y se olvida que estas describen una situación, se corre el peligro de deshumanizar las dificultades que viven las personas.

La dignidad humana es el derecho que tiene cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona.

Este valor de la sociedad debiera ser clave para orientar la formulación y ejecución de políticas y programas públicos. El aumento de la calidad de vida, de las capacidades de las personas y de la libertad impulsa la dignidad humana.

Así las cosas, para que las personas alcancen la dignidad humana se necesita que estos tengan educación y salud de calidad, buenos empleos e ingresos altos, y, libertad, tanto política como económica.

Me atrevo a afirmar que existe una relación directa entre la dignidad humana y las oportunidades de empleo que tienen las personas, cuando ellas no tienen trabajo, cuando están desempleadas, su percepción sobre su dignidad es baja.

No hay duda que en nuestra sociedad una persona es respetada y valorada por su rol laboral, parece terrible afirmar esto, pero la verdad es que no reconocerlo es hipócrita. Por esto es que crear condiciones para la creación de empresas y empleos no es solamente una cuestión de economía sino que también es una cuestión que implica mejorar la dignidad humana de la sociedad.

Cuando una persona tiene empleo mejora su calidad de vida y libertad. Una persona educada y saludable, con suficientes ingresos para cubrir sus gastos, alcanza mayores niveles de desarrollo humano.

Es por todo esto que establecer condiciones para mejorar el tejido empresarial desborda la función de crear riqueza, también aporta a la creación de la dignidad humana en la sociedad. Y por supuesto que tener educación y salud es fundamental.

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