El suicidio, un problema de todos

Jaime Eduardo Reyes

El primer mensaje que envío en esta columna está dirigido a quien está pensando suicidarse: “no lo hagas, tu vida es muy valiosa”. Por supuesto que la vida trae consigo cientos de problemas y dificultades, pero ella misma entrega las posibilidades de superarlas. Terminar la vida de esta forma desgarra el alma de sus seres más queridos, de aquellos que los aman y de la misma sociedad.

El problema del suicidio se está convirtiendo en un problema de salud pública, se debe trabajar en cómo resolverlo, afrontar y buscar disminuir este problema a su mínima expresión es una tarea que no da espera.

Los ibaguereños están preocupados con el suicidio, se escucha hablar de esta situación en todos los niveles y sectores de la ciudad.

Los casos en Ibagué superan los promedios del país, los casos reportados a la fecha en este primer trimestre han prendido las alarmas. Superar el problema necesita de todos, de la familia, de la sociedad, del Estado e inclusive de los medios de comunicación.

La familia es el primer y principal soporte para cualquier persona, y en el tema del suicidio aún más. La unidad familiar, la comprensión entre sus integrantes es fundamental para superar las causas que lo motivan. La familia debe ser apoyada por la sociedad y el propio Estado.

El Estado debe prestarle mucha atención a este problema y actuar, debe destinar recursos para apoyar programas de prevención y acompañamiento a quienes han intentado suicidarse, los sectores de educación y salud se deben articular entre sí, y además, con otras entidades como el Icbf y las comisarías de familias.

El Estado debe apoyar a los hogares y las escuelas en capacidades que promuevan hábitos saludables de vida; el autoestima, el sentido de la vida, superar las derrotas. Se debe controlar desde la ideación y el intento. En las entidades educativas se podrían crear grupos de vigías integrado por estudiantes que aprendan a conocer alertas tempranas de jóvenes que podrían estar pensando en suicidarse.

Propongo la creación de los clubes de la esperanza para que acompañen a quienes han intentado suicidarse. Este club es un grupo de personas que sobrevivieron al intento, es un espacio en donde se reconocen y se apoyan, que cuentan con el acompañamiento de entidades especializadas, en donde superaran la desesperanza y encuentran razones para vivir. El secreto es crear redes de apoyo.

Finalmente es clave entender los factores que impulsan la actitud suicida, aspectos personales como el desarrollo psicológico, la respuesta ante la derrota, y factores asociados. Esta tarea es de la academia.

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