La paz con el Eln

Hugo Rincón González

Hay varios hechos que vale la pena recordar de la negociación con el Eln. El primero que tal vez ya no recordemos, es que esta se inició a finales del año 2012, un par de meses después de instalada la mesa de negociaciones con las Farc en La Habana. La primera fase exploratoria tuvo como facilitador del gobierno a Fran Pearl y tuvo una duración de 4 años, tiempo en el cual hubo muchos contratiempos generados especialmente por los secuestros de esta guerrilla a varios civiles y militares.

Esta negociación que ha sido compleja, viene de un proceso que lleva casi 25 años en los cuales el Eln ha hecho diferentes propuestas de paz al Gobierno. Finalmente se da porque las dos partes han acordado una agenda política, un compromiso que según plantea el mismo documento denominado Acuerdo de Diálogos para la Paz, se desarrolló entre el 27 de enero de 2014 y el 30 de marzo de 2016 en Ecuador, Venezuela y Brasil.

Esta agenda, mucho menos conocida por la opinión pública tiene 6 puntos:

1) Participación de la sociedad civil en la construcción de la paz,

2) Democracia para la paz,

3) Transformaciones para la paz,

4) Víctimas,

5) Fin del conflicto armado, y

6) Implementación.

Este documento fue firmado por Frank Pearl representando al Gobierno (luego fue candidato presidencial) y Antonio García y Pablo Beltrán por el Eln.

Una de las diferencias sustantivas entre esta negociación y la de las Farc, es que el Eln plantea un énfasis en la participación de la sociedad civil y la otra exguerrilla ponía el acento en el tema de la tierra.

Han pasado muchas cosas en esta negociación que se acerca al quinto ciclo, entre ellas, la negación de Ecuador de seguir siendo sede de estas conversaciones, por el infortunado caso del asesinato aleve de los tres periodistas en manos del grupo narcotraficante que lidera alias ‘Guacho’.

Ahora se anuncia que esta negociación política continuará en La Habana, puesto que Cuba le genera confianza a las dos partes, por ser uno de los países garantes de la misma.

No es fácil el momento político, pues algunos candidatos presidenciales anuncian desde ya que si llegan a la Casa de Nariño, terminarían con este proceso, por ello en este tiempo, se debe avanzar en un cese bilateral del fuego, es decir unas elecciones sin tiros, que genere confianza al nuevo gobernante y a la opinión pública para que este proceso no naufrague y se frustre reiteradamente.

Comentarios