Incertidumbres de la paz en el nuevo Gobierno

Hugo Rincón González

Sin duda el Presidente saliente Juan Manuel Santos, tuvo en la paz su mayor reconocimiento, logrando que la guerrilla más antigua del mundo dejara sus armas y se convirtiera en un partido político con asiento en el Congreso. Sin embargo, la falla más evidente alrededor de este tema tuvo que ver con el precario avance en la implementación de los acuerdos firmados con las Farc.

Sobre el papel de Santos y la paz se ha escrito mucho y seguramente se seguirá haciendo en la medida en que la paz polarizó la sociedad colombiana como nunca antes, no obstante su gobierno llega al final y ahora lo que debemos prepararnos es para ver cuáles serán las posiciones y acciones políticas del gobierno de Iván Duque sobre esta materia.

El nuevo presidente ha expresado luego de su triunfo en segunda vuelta que no harán trizas los acuerdos sino que propondrá cambios en algunos aspectos. En su escrito del pasado domingo en El Tiempo expresó: “Debemos trabajar por una Colombia en paz donde se proteja a la base guerrillera que se ha desmovilizado, desarmado y reinsertado en busca de alternativas productivas; debemos lograr que esos guerrilleros de base puedan olvidar la horrible noche de su tragedia violenta, mientras aseguramos calidad en la inversión pública en las zonas afectadas por el terror”.

Además en otros momentos ha manifestado que: 1) Se presentará una reforma constitucional para que el narcotráfico no sea un delito amnistiable en ningún caso; 2) Frente a la JEP se promoverá una reforma para que los guerrilleros que cometieron delitos atroces paguen prisión en un sitio de reclusión permanente así no sea una cárcel y no solo una pena alternativa; 3) que los guerrilleros no puedan hacer política antes de pagar esa pena de prisión y que los agentes del Estado no sean juzgados por la JEP, sino por una sala especial de la Corte Suprema de Justicia.

Estas propuestas sin duda tocan el almendrón del acuerdo referidos a la justicia especial y la participación en los escenarios de poder de la exguerrilla, especialmente sus principales dirigentes. Como se ha mencionado muchas veces, una guerrilla deja las armas para hacer política y si esto no se garantiza en la implementación, se aumenta el riesgo que muchos de los que dejaron las armas, emprendan el camino de las disidencias y las bandas criminales.

Este tema seguramente será complejo en su manejo por parte del nuevo gobierno, pues no hay que olvidar que algunos sectores del Centro Democrático anuncian un referendo para acabar la Jurisdicción Especial de Paz y otros aspectos claves del acuerdo, aunque sobre este particular la nueva Vicepresidente, Martha Lucía Ramírez, ha expresado que “una cosa es el Centro Democrático y otra el gobierno”. Veremos…

Además dos factores adicionales harán que el tema de la paz en el nuevo gobierno se vuelva aún más tensionante si se quisiera hacer trizas el acuerdo: 1) El apoyo de más de 8 millones de colombianos que votaron respaldando la paz como una expresión política de las nuevas ciudadanías en Colombia, y, 2) La constitución de la Comisión Primera del Senado en la que se tramitarían las modificaciones, donde la coalición del gobierno Duque no consiguió la mayoría y de sus 22 integrantes solamente hay 4 uribistas, 7 aliados que no son incondicionales, además de que allí se encuentran defensores de los acuerdos como Gustavo Petro, Roy Barreras y Luis Fernando Velasco entre otros, en conclusión no la tiene fácil el nuevo gobierno.

Otros dos aspectos que generan incertidumbre es la posición política del gobierno Duque frente a la continuación o no de la negociación con el Eln y el sometimiento que se viene tramitando con las bandas criminales que existen en el país. Sobre todos estos elementos, conviene recordar el artículo 22 de la Constitución de Colombia que dice que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, razón que genera esperanza en que el nuevo gobierno se aplique a acatar y cumplir este mandato por el bien de todos los colombianos.

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