Los programas regionales de desarrollo y paz (I)

Hugo Rincón González

La paz territorial en Colombia la vienen construyendo desde hace varias décadas los movimientos sociales, étnicos y ambientales. Desde los años setenta se empezó a generar la propuesta indígena como una opción que reivindicara la autonomía, tierra y cultura. Una alternativa que promovía la independencia de este sector étnico de los diferentes actores armados que empezaban a hacer presencia en sus territorios.

Las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, además de los movimientos sociales, han venido trabajando por la transformación de territorios que han vivido la confrontación armada con el fin de consolidar un mensaje de paz a nivel nacional. Han logrado en algunas regiones generar escenarios pacíficos que han sido estigmatizados y poco visibilizados en los medios de comunicación, el gobierno y hasta la academia.

Luego finalizando la década de los noventas aparece en el país el primer Programa de Desarrollo y Paz en el Magdalena Medio, una región azotada por la confrontación violenta de todos los grupos armados ilegales y la fuerza pública. Se buscó en este territorio recuperar la esperanza, juntar a todos los actores sociales e institucionales para promover una iniciativa de desarrollo y paz, aún en medio del fragor de los combates entre la heterogeneidad de los grupos irregulares con la fuerza pública.

Ya han pasado un poco más de veinte años en que esta iniciativa de la sociedad civil germinó en un territorio como el mencionado. Luego, esta semilla se esparció por otras regiones del país hasta consolidar un trabajo de 27 en toda la extensión de la nación.

Estos 27 Programas Regionales de Desarrollo y Paz se articulan en una Red Nacional denominada Redprodepaz, que junto con las entidades que apoyan y los pobladores de los territorios, conforman una de las mayores plataformas que trabajan por la reconciliación, la convivencia y la construcción de la paz en el país.

Los Programas de Paz promueven la consolidación y articulación de los movimientos sociales en los territorios en su propósito de lograr que la esquiva e imperfecta convivencia y reconciliación se empiece a lograr en cada espacio de la geografía nacional. Buscan ser iniciativas no violentas que construyan otras maneras de concebir la paz, más allá de la que considera que esta se refleja solamente en el silencio de los fusiles.

En su trabajo estos Programas tienen unos ejes estratégicos que orientan su acción. Entre ellos están la defensa del territorio y el ambiente. Conciben que en cada espacio territorial hay que defender la vida primero que todo, por encima de cualquier pretensión que tengan los actores que ven en los recursos naturales una fuente de riqueza que hay que explotar sin ninguna consideración más allá de lo económico.

Trabajan por la conservación de cuencas, el cuidado del recurso suelo y especialmente por promover procesos productivos que sean sostenibles y que hagan grata la vida de los pobladores. En diferentes regiones los Programas de Paz han sido pioneros en el cuidado el territorio y el ambiente, como en el norte del Tolima donde inicialmente Tolipaz y luego el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Centro, han promovido una iniciativa de conservación de la cuenca del río Guarinó, trabajo que ha sido reconocido a nivel nacional como modelo, por propiciar la convergencia entre las corporaciones autónomas, las entidades territoriales y los pobladores de los municipios.

El eje de territorio y ambiente ha venido posicionando otros temas como los relacionados con los conflictos ambientales que se generan por los proyectos minero-energéticos que no tienen en cuenta la afectación a los ecosistemas y a los pobladores que habitan en ellos. Alrededor de estas dificultades los programas de paz han promovido una estrategia de diálogo con los distintos actores involucrados en estos proyectos, buscando lo mejor para los pobladores que habitan en estos espacios.

Promover la paz es también trabajar por la defensa del ambiente y los territorios, en el propósito de garantizar una vida digna para todos, donde comprendamos que hay una íntima relación entre la naturaleza y la sociedad como lo expresa la Encíclica Laudato Sí.

Alguien duda que ¿defender la vida es defender el ambiente?

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