Competencias humanas y desarrollo

Hugo Rincón González

La semana anterior tuve la oportunidad de participar en Ibagué, en el encuentro de evaluación de la Escuela Incide promovida por Tolipaz en ocho municipios del sur y el centro del departamento. El evento estuvo cruzado por la alegría y el alborozo de los escuelantes que en medio de unas estrategias lúdicas, vieron qué tanto habían aprovechado el proceso formativo en cada uno de ellos, cómo quien dice se reivindicó el nuevo paradigma: la letra con risa entra.

En medio de juegos y dinámicas pedagógicas trabajaron temas como: formulación de proyectos, seguridad y autoprotección, participación ciudadana y análisis de coyuntura, que fueron los módulos que trabajaron en este proceso formativo. Más que una evaluación memorística, se trataba de medir la apropiación de los conceptos y el sentido de cada uno en la perspectiva que estas personas den un salto cualitativo entre sujetos sociales a sujetos políticos.

El proceso formativo de la Escuela Incide, es una parte constitutiva de una propuesta de Desarrollo Integral Territorial DIT que trabaja por promover el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias, lo mismo fortalecer las competencias humanas de los líderes y lideresas que conforman estas organizaciones.

Si queremos organizaciones sociales y comunitarias fuertes en el departamento, debemos trabajar por formar las personas que hacen parte de ellas. Hacer posible que ellas accedan a los conocimientos más contemporáneos acerca del desarrollo local y regional, en ese contexto deben trabajar temas fundamentales en ordenamiento territorial, participación ciudadana, incidencia política, planeación participativa entre otros.

Que los participantes de estas apuestas por fortalecer sus competencias humanas accedan a conocimientos, es importante más no suficiente. Deben desarrollar también habilidades como: 1) planear, 2) gestionar, 3) concertar, 4) negociar, 5) comunicar y 6) organizar, entre otras. Se pretende que los estudiantes fortalezcan estos aspectos para robustecer sus liderazgos en sus territorios y que cada vez jueguen un rol más decisivo en el desarrollo de los mismos.

Además de conocimientos y habilidades, las escuelas de liderazgo deben trabajar un elemento fundamental en la vida socio-política de la nación: la ética y los valores. Conocemos hasta la saciedad la profunda crisis por la que atraviesa el país. Los escándalos de corrupción revientan por todas partes, la cultura del atajo y la trampa se ha consolidado a todos los niveles haciendo un inmenso daño. Reivindicar la ética pública, los valores como la honestidad, responsabilidad y compromiso deben estar a la orden del día.

Los procesos formativos como la Escuela Incide promovida por Tolipaz es una más de innumerables iniciativas que se han desarrollado en el Tolima en muchos años. Desde inicios de la década de los noventas, luego de promulgada la constitución de 1.991 se dio un auge de este tipo de procesos formativos. Se han realizado procesos con campesinos, indígenas, mujeres rurales, y jóvenes en procesos de todo tipo. Se han formado gestores del desarrollo, líderes afectivos, ambientales y culturales, entre otros.

Los procesos formativos han buscado, antes y ahora, la formación de nuevos liderazgos comprometidos con sus organizaciones. Se pretende que surjan nuevos protagonistas, hombres y mujeres que conformen una generación de relevo que se comprometa de una manera responsable con sus comunidades y con la región. Deben emerger líderes que tomen distancia de las prácticas corruptas y clientelistas y que por el contrario sean defensores del sentido de lo público como ese elemento que nos beneficiará a todos.

Ese es el propósito del fortalecimiento de las competencias humanas en una propuesta de desarrollo territorial como el que se viene impulsando. Los sujetos sociales se deben transformar paulatinamente en sujetos políticos sin dejarse cooptar de los partidos tradicionales que buscan permanentemente nuevos correligionarios que les ayuden a replicar las prácticas tradicionales que nos han sumido en el atraso y el subdesarrollo.

Cuando uno ve la clase de liderazgos que se vienen formando y están surgiendo en estos municipios, que en el encuentro referido compartían con alegría y fraternidad con sus compañeros de otras entidades territoriales, no puede uno hacer algo distinto a mantener la fe de que es posible lograr un cambio en la cultura política del departamento. En eso creemos.

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