Así estamos…

Hugo Rincón González

Ahora que abundan las reuniones políticas con fines proselitistas, tuve la oportunidad de escuchar a varios habitantes de un municipio del sur del Tolima que, compartiendo un café, hablaban animadamente de varios temas que cualquiera supondría tratan asiduamente. Sus preocupaciones estaban referidas a la actualidad regional y cómo también ellos perciben la realidad de lo que acontece en nuestro país.

“La situación del país nada que mejora y por el contrario cada vez se pone peor con tanta cosa que uno escucha”, decía uno de ellos. “La corrupción es cada vez más descarada y parece que no tenemos límites. Hay que ver que todos los días uno oye que este fenómeno recorre el país en todas las esferas. Desde los alcaldes, gobernadores, diputados, concejales, pero también los grandes políticos como los senadores y representantes están contaminados”, manifestaba otro.

En lo electoral, están a la orden del día la pretensión de algunos candidatos de sacar de carrera a sus contradictores a punta de denuncias y demandas. Hay que ver que se escarban entre ellos los aspectos más oscuros de sus vidas personales, puesto que, con el propósito de ganar, todo vale. No escatiman esfuerzos en lograr que solamente ellos y solo ellos puedan salir elegidos utilizando los métodos más cuestionables y escabrosos, recalcaba uno de ellos que parecía el más callado y concentrado en la conversación.

Y qué tal lo que acontece en la economía, cambió de tema el único joven del grupo que, con una mochila terciada, tenía pinta de estudiante universitario. El país registra una tasa de desempleo que sube cada vez que se hacen las mediciones. El Ministro de Hacienda manifiesta no saber qué hacer para resolver este problema, la vicepresidenta dice que son las dinámicas del mercado mundial y que el gobierno no tiene la culpa de ello y que esto viene del gobierno de Santos.

Con un tono enfático y seguramente sin comprender todo lo que manifestaba, terminó diciendo el joven, que un fenómeno preocupante es que el dólar haya superado la barrera de los $ 3.500 pesos, a lo que otro de los contertulios ripostó expresando que eso quiere decir que nuestro peso colombiano no vale nada comparado con el billete verde.

Así estamos, señaló un señor que tenía sombrero y poncho en el hombro. En el sector rural, estábamos ilusionados en que se consolidara el proceso de paz aquí en el sur del Tolima, que se siguiera respirando ese ambiente de tranquilidad y armonía entre los pobladores de este territorio, que por fin las esperanzas que se depositaron en ese proceso que culminó con la formulación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial Pdet como punto central de lo acordado entre el gobierno y las Farc, se volviera una realidad y no una nueva frustración de las muchas que han acumulado los campesinos en todos los tiempos. Pero preocupa que este nuevo gobierno no sea claro en sus posiciones, puesto que una cosa dice el presidente en las giras cuando sale fuera del país y otras cosas las que acontecen aquí en nuestra nación, terminó manifestando.

Además de esto, continuó el señor del sombrero, vuelve a preocupar en el territorio la noticia del rearme de un sector de las Farc, puesto que puede volver la zozobra y perderse el ambiente de paz que ya venía trayendo resultados positivos en términos de inversión y de la llegada de turistas. “Lo que debería hacer el gobierno es cumplir los acuerdos y entender que éstos no solo benefician a la exguerrilla sino a toda la sociedad colombiana”, terminó sentenciando.

Así estamos, es la sensación de la gente en los territorios que fueron afectados por el conflicto. Estamos en un país donde la gente sigue descreída de las bondades de la paz, un país que mira sin reaccionar rechazando la rampante corrupción, una nación que no se compromete seriamente a avanzar en la reconciliación y la convivencia. Así lo percibe la mayoría de la ciudadanía pero esto solamente nos sirve de tema de conversación alrededor de un humeante café.

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