Constatación

Hugo Rincón González

En torno al paro nacional del 21N y lo sucedido en los días siguientes podemos, sin mayores discusiones, hacer las siguientes constataciones:

1. A pesar de la campaña de miedo que promovió el Gobierno nacional y su partido el Centro Democrático, la movilización del 21N fue multitudinaria, alegre, festiva y llena de contenido político en las principales ciudades del país. Fue tan importante que algunos la consideran la más significativa en términos de participación ciudadana de los últimos tiempos.

2. Este 21N y los días ulteriores, la expresión más visible ha sido la de las nuevas ciudadanías. Impresionante la participación de los jóvenes, estudiantes, mujeres, comunidad Lgbti, guardia indígena, viviendistas, entre otros. Ya no son tan protagonistas los sindicatos, muchos de ellos aburguesados, hay una nueva realidad política.

3. Hace su aparición una nueva manera de protestar de la ciudadanía y es la de los cacerolazos. Se hicieron sentir en la mayoría de las ciudades y municipios del país, sin distingo de razas y clases sociales, incluso hasta en los barrios y urbanizaciones de mayor estrato.

4. El gobierno que en su discurso hablaba del derecho a la protesta, en la práctica auspició y promovió la represión y el miedo. El uso desmesurado de la fuerza del Esmad quedó al descubierto en múltiples videos grabados por los ciudadanos. Este cuerpo de la policía provocó, atemorizó y atacó de manera brutal a marchantes que iban en paz. Luego de esta desproporcionada agresión se evidencia que son el cuerpo de seguridad que más rechazo genera en la ciudadanía.

5. La indignación represada en los colombianos en general es monumental. Los motivos de la movilización tienen de todo: 1) rechazo al asesinato de líderes sociales, 2) exigencia de reformas sociales, 3) repudio a la corrupción que corroe el país, 4) exigencia de una mayor equidad, justicia y derecho a la participación, 5) reivindicación al cumplimiento de los acuerdos de paz firmados hace tres años entre otros.

6. Mayoritariamente los artistas y los miembros de la farándula en el país no sienten empatía ni solidaridad con los sectores excluidos y vulnerables. Con contadas excepciones se manifestaron y muy pocos están llamando a participar en lo que se denomina el concierto del paro que se está organizando.

7. El gobierno Uribe-Duque es leído como indolente y desconectado de la realidad que vive la ciudadanía colombiana. A pesar de la multitudinaria movilización y las muestras de rechazo al Gobierno nacional, el presidente a los primeros que salió a llamar fue a los empresarios y comerciantes, ninguno de ellos participantes del paro nacional.

8. Quedó en evidencia que los medios masivos de comunicación y especialmente los noticieros de las grandes cadenas ya no pueden tapar la realidad que acontece en el país, son incapaces de maquillar las noticias y ahora las grandes protagonistas para acceder a la información por parte de los ciudadanos son las redes sociales. Es tan así que la brutal agresión del Esmad a los manifestantes circula libremente en múltiples videos hechos por la gente a través de Facebook y Twitter.

9. La famosa conversación nacional propuesta por el gobierno de Duque es una estrategia que se percibe como dilatoria, pretende mamarles gallo a las reivindicaciones sociales exigidas, busca no comprometerse con las reformas sociales que se requieren y además pretenden desmovilizar a las ciudadanías libres. Para algunos que Duque hable de discutir su agenda social no es más que una burla a la gente que se ha venido manifestando.

10. El paro ha sido fundamentalmente urbano con una notable ausencia del sector rural y especialmente del movimiento campesino. La pregunta intrigante que surge es: si Duque no escucha el clamor ciudadano, ¿qué pasará cuando se sumen sectores sociales que están a la expectativa como el sector campesino, el transportador, la justicia y la salud?

11. La polarización se mantiene entre quienes defienden la vida, el ambiente y la paz versus los que reivindican la guerra, la represión y un modelo neoliberal que excluye a las grandes mayorías del país sometiéndolas a la miseria y la falta de oportunidades.

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