Una visita humillante

Rodrigo López Oviedo

La llegada al país de un destacamento militar norteamericano de 800 hombres es tan contraria a nuestra Constitución Nacional que el gobierno colombiano no se atrevió a dar la noticia, y tuvimos que conocerla a través de la embajada norteamericana.
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Según la Carta Magna, la autorización de tránsito de fuerzas extranjeras por el país solo puede darla el Senado de la República. Claro que para algunos de los muchos leguleyos que en Colombia abundan, entre ellos Uribe y sus carnales, estos “visitantes” no transitarán por el suelo colombiano, que es lo prohibido, pues vienen es a asesorar a nuestras Fuerzas Armadas en asuntos concernientes a la lucha antinarcóticos, ante lo cual preguntamos:

Primero: ¿Cómo así que asesoría antinarcóticos? ¿Acaso no han estado en eso, y no en actividades contraguerrilleras, desde inicios del presente siglo, cuando le impusieron al país el Plan Colombia? Pero además, ¿Acaso no es cierto que nuestras Fuerzas Armadas son las mejor preparadas del continente en ese campo, como nos lo han hecho creer? Entonces, ¿De qué asesoría hablamos?

Segundo: Suponiendo que realmente sea para asesorar, ¿esos “asesores” no tendrán que surcar nuestros cielos en su llegada, “transitar” hacia los lugares donde cumplirán su misión y permanecer en ellos mientras la terminan? Es más, ¿Permanecer no es más grave que transitar?

Claro que para esos interrogantes los mencionados leguleyos ya tienen sus respuestas, de seguro coincidentes con la de cualquier jurista más o menos avezado, pero les interesan más las contrarias; y todo con el interés de hacernos creer que no hay nada de malo en la presencia de esos “asesores” y que, en lugar de rechazarla, deberíamos agradecerla.

Lo cierto es que estamos ante una nueva y flagrante violación a lo poco que nos queda de soberanía nacional, lo cual obliga a la Corte Constitucional a pronunciarse y a correr traslado a la Corte Suprema en busca de las sanciones penales correspondientes.

 

Pero no podemos conformarnos con ello. Preciso es recordar el llamado hecho por Marcha Patriótica desde su fundación: “A conquistar una Segunda y Definitiva Independencia”, en lo cual coincide con muchas otras organizaciones sociales y políticas del país. Segunda y Definitiva Independencia que se hace más imperioso conquistarla cuanto antes, habida cuenta de la plaga de indicios, como Operación Gedeón, que evidencian el papel de punta de lanza que el imperio norteamericano nos está poniendo a jugar contra Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana.

Para concluir, que bueno sería que también nuestras Fuerzas Armadas entraran en reflexión, y recordaran que entre los preceptos de nuestra Constitución está el que les asigna la responsabilidad de defender la soberanía y el ordenamiento constitucional.

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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