Gustavo Petro, ¡Ahora sí!

Rodrigo López Oviedo

Según evidencias que parecen inobjetables, las elecciones de 1998 dieron el triunfo a Gustavo Petro. En tales comicios, más de ocho millones de colombianos cogieron la brocha para pintar el Palacio de Nariño con colores de pueblo, pero, según la Registraduría, la pintura no alcanzó. No importa.
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Estamos a año y medio de poder repetir el intento, y la ilusión que muchos nos hacemos es la de volver a llenar las urnas con nuestra voluntad de cambio, pero ojalá hayamos aprendido que esa voluntad hay que acompañarla con igual cantidad de electores dispuestos a evitar que la decisión popular vuelva a ser vulnerada, bien sea por el vil metal con que se compran los votos, o bien por el que altera las cifras en las registradurías.

El horizonte que estamos oteando no puede ser más promisorio. Ya la Unión Patriótica, una de las fuerzas políticas con mayor tradición de lucha, entre otras que también la tienen, evidenció en su VII Congreso Nacional, celebrado de manera virtual el pasado fin de semana, que el sector organizado del pueblo colombiano ha comenzado a soñar con la posibilidad de salir del gueto opositor en que siempre ha estado y convertirse en alternativa de gobierno, para, desde esta posición, emprender los cambios transformadores que por tantos años ha reivindicado sin mayor éxito.

Esa posibilidad dio para que la UP llamara a todo el pueblo colombiano, a sus partidos y movimientos políticos, a sus organizaciones sociales y de masas, a concretar la conformación de un gran frente que se proyecte más allá de las próximas elecciones. Como bien lo reconoce la izquierda, una cosa es el gobierno y otra cosa el poder. Para ser gobierno se necesita ganar las elecciones y para ser poder se requiere conservar el gobierno. No de otra forma se puede enrumbar el país hacia las transformaciones que tanto desea y necesita el 90 por ciento de los colombianos. Esto implica encarar los próximos comicios electorales, tanto para Presidente como para Senado y Cámara, con la mayor unidad posible y con un ahínco que supere lo mucho que hubo en las pasadas elecciones presidenciales.

A propósito de estas últimas, también el Congreso de la Unión Patriótica se pronunció, y lo hizo como sus militantes esperaban: invitando a una consulta entre candidatos alternativos al régimen y proclamando la precandidatura de Gustavo Petro, tal vez la figura mejor preparada para atraer el respaldo del electorado. Son tareas a cuyo éxito debemos comprometernos todos los colombianos, con nuestras organizaciones políticas y sociales, si queremos enrumbar el país por caminos distintos a los que desembocan en las chequeras del gran capital.

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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